La frustración
Este artículo puede no gustar a mucha gente porque va contra la corriente de la opinión que circula en el mundo. En efecto, al considerar que en la vida todo es magnífico, que el sufrimiento debe ser desterrado y que las frustraciones 'enferman a las personas’, pueden sentir que es una antipatía soltar un escrito donde se sostenga que sin frustraciones no es posible terminar de desarrollar la personalidad. Una afirmación como esta tiene mucho de verdad siempre y cuando se entienda bien.Desde que vio la luz, el ser humano se ha visto obligado a avanzar atravesando valles de frustración y dolor, pues el crecimiento solo se puede conseguir si uno aprende a levantarse tras las caídas. Solo así se alcanza la meta de la madurez. Pues bien, cada etapa que uno avanza, por ejemplo, salir de la casa para ser dejado en un nido para bebés, ya es una primera frustración que le genera al niño rabia, cólera y deseos de volver con la madre, hasta que, finalmente, se adapta a esta nueva vida.Este ejemplo podría repetirse prácticamente en cada momento de la vida, más aún en las primeras etapas, en las que el crecimiento infantil es realmente acelerado. Así se producen frustraciones cuando el bebé pierde la lactancia materna, cuando tiene que dormir en su propia cuna, cuando tiene que acostarse a la hora que le dictan los padres o cuando estos les ponen freno a los excesos del postre que no está dispuesto a renunciar. La lista sería interminable siendo lo cierto que crecer significa hacer callos en las rodillas, aprendiendo a conformarse con los cambios de la vida.Las frustraciones domésticas tienen una utilidad marcada siempre y cuando se realicen sin ánimo de venganza contra el niño y sin deseo de ponerlo rabioso, sino cuando los progenitores comprendan bien que el único modo que tienen para que el menor avance en su culturización es que se despida, con inevitable dolor, del terreno en el que se sentía muy bien. Producto de estas frustraciones, el niño desarrollará algunos procesos mentales y aumentará su capacidad de pensar y razonar. Igualmente, la frustración disminuye el narcisismo y reduce la arrogancia infantil hasta que llega a ocupar un lugar de aceptación del nuevo modo de ser. También vemos que las frustraciones son un modo inicial de superar el complejo de Edipo, pues no hay mayor dolor que aceptar que la madre no es de total propiedad. Además, aumentará la capacidad del niño de encontrar una lógica en aquellos sufrimientos que él no buscó y con los que tiene que convivir. Por eso hay que pensar bien antes de seguir la corriente de la sociedad de consumo actual, que propicia 'vivir plenamente ahora’, lo cual es una manera de empujar a la frustración para el futuro y evitar, así, encarar los problemas en el momento en que surgen.
Abusadores sexuales
Abusadores sexuales
Ya estamos hartos de oír sobre los niños abusados, jóvenes violadas y, en algunos casos, los niños muertos previo ataque sexual por el abusador. Hasta este momento, lo que sabemos es que las leyes están cayendo con todo su peso y severidad sobre aquellas personas que han sido declaradas culpables de este tipo de actos, pero, pese a la severidad de la pena, los casos continúan sucediendo, al parecer, cada vez más. Las preguntas son obvias: ¿Por qué hay tanto violador ahora? ¿Son los padres quienes descuidan a sus hijos? ¿Por qué no se quejan los niños a tiempo? ¿Participan los niños de la actividad sexual con muchachos mayores? Finalmente, ¿qué está sucediendo con la sexualidad de los niños en estos tiempos? La sociedad siempre ha tenido la tendencia de negar el hecho de que los niños son seres sexuales y, por tanto, son sensibles al tocamiento de los abusadores. Esta es la principal razón de por qué ellos se callan y no hablan del abuso al que están siendo sometidos. Los adultos creemos que los niños tienen tal grado de inocencia que son incapaces de diferenciar un juego de un toque con intención masturbatoria, y muchos pedófilos se aprovechan de esta creencia para abordar a un niño creyendo que es un 'ángel de inocencia’, cuando en realidad es un ser muy sensible que ya conoce cómo vibra la zona erógena de su cuerpo y que, en algunos casos, llega a participar con otros pequeños de estos tocamientos.El problema reside en que la sociedad está dirigida a crear un fenómeno de sexualización muy precoz en niños y niñas. Los diarios, las revistas, la pornografía, la televisión y, sobre todo, la Internet, son medios que desde el primer año de vida ya están sensualizando a quienes consumen estas páginas. Entre ellos, sin duda, están los niños y los adolescentes. Así, hemos visto cómo menores de 10 u 11 años tocan impunemente a niñas pequeñas o adolescentes que no se frenan ante cualquier menor incauto que se les presenta.Estos jóvenes abusadores, cuando eran niños, fueron víctimas de toda la información distorsionada que les llegó o que ellos mismos buscaron. Más aún, todos sabemos que la Internet es, fundamentalmente, el mayor estímulo para que los niños y jóvenes entren a la hipersexualidad, puesto que las páginas sexuales que visitan invitan a la participación, ya sea a través de correos, blogs o sitios de encuentro. Los pedófilos han crecido tanto que muchos, a los pocos días de detenidos, salen libres. La solución no es aumentar las penas. Tenemos que detener la ola de sexualización perversa que hay en el mundo. Los niños son grandes consumidores de 'pantallas’. Por ello, nada debe verse en su casa sin su autorización.
(*) Diario Perú21
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