jueves, 24 de diciembre de 2009

ESQUELETOS EN EL ARMARIO





¿ FELIZ NAVIDAD ?
por Hugh Player

Hace unos años iba a pasar el cometa Halley cerca al planeta. Con mi hermano y unos amigos y proveídos de largavistas y hasta de un telescopio infantil (amén de los cigarros y las botellas de crema de ron) nos apostamos en la azotea del edificio frente a un cielo limeño nublado.
Naturalmente que no vimos un joraca del cometa. Para hacerlo había que desplazarse hacia zonas mas alejadas, como Marcahuasi o las playas del sur. Territorio dominado por los rindentes del mal gusto y tenedores del metálico.
Al rato de buscar infructuosamente en el cielo, mi hermano comentó -con el laconismo cachoso que lo caracteriza- puta madre, para ver el Halley hay que ser pituco, hay que tener plata.
Han pasado 23 años desde entonces y nada ha cambiado. Es mas, nada cambia en este mundo miserable desde hace muchísimo tiempo atras.
Sino como explicarnos las declaraciones de este aspirante a tagarote, el tal Peter Anders de la Camara de Comercio que dice en estas fiestas se han movido 600 nillones de dolares.
Sospecho que alguien vienen jugando con la mía y yo ni me entero si no es por este gringo nacional tan elocuente.
Y claro, sólo nos estamos tirando por adelantado la plata de enero y febrero por esa insana costumbre de entender como felicidad la tenencia de lo material.
No voy a repetir ese focking lugar común de los pobrecitos que no tienen un panetón y un chocolate y un juguetito para esta navidad.
Primero, porque el panetón nacional es una buena basofia que si lo comparamos con el importado (un Tree Marie por ejemplo) descubriremos que nos han dado gato por liebre desde niños.
Segundo, porque el chocolate caliente es para climas fríos y aquí hace un calor de la gran flauta, tanto que terminas sudando como chancho con la ingesta del brebaje de marras.
Y tercero, porque los juguetes son, para esa larga fila de consumidores maníacos, tragadores de pavo y chupadores de espumante como una redención a ser un padre pésimo durante todo el año por criar niños sin conciencia para que engrosen los rebaños de una sociedad estupidizada a extremos alarmantes y manejada por un puñado de ambiciosos obscuros que tienen en la decadencia del mundo y sus habitantes un cómodo pedestal para sostenerse.
La pobreza es un negocio mas. Y los negocios deben procurarse bases que los sostengan. Este esquema necesita víctimas propiciatorias.
Y que se le niegue la información a la gente para hacer una planificación familiar adecuada sólo sirve para que organizaciones (como la iglesia por ejemplo) siga en la linea de un juego que necesita de la existencia de los paupérrimos para sobrevivir.
La navidad real es todos los días y comienza con un buen zamacón que nos despierte del sueño profundo en que estamos inmersos.
La navidad es el inicio del sacrificio mas grande de todos los tiempos.
La entrega del Maestro Jesús. Aquel que murió para que aprendieramos aquello que negamos con nuestros actos de hipócrita buena fe.
Ahora hasta los transmiten por la televisión para que llore la indiada.
Para mi, que no me ha gustado nunca la palabra caridad porque solo se da en la medida de lo injusta que es la sociedad en el momento de repartir, estas fiestas son
como ver al cometa Halley (hay que tener plata para lograrlo)
Al menos esa es la idea del verdadero espiritu de la navidad actual: el comercial.
No se dejen atrapar por la descabellada idea de que cumplieron gastándose hasta el calzoncillo en comprar los alimentos para la ocasión y las Barbies y los Batmans.
El trabajo empieza ahora cuando se decida a expulsar de su conciencia a ese panzón vestido mariconamente (y enemigo de las peluquerías) al que llaman Papa Noel.
La navidad empieza en ti mismo.
Busca en tu interior pues ...vón.
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