Hoy es el día del orgullo gay. No tengo muchos amigos con este estilo de vida.
En verdad, en nada tengo tantos hermanos como contaba Atahualpa Yupanqui.
Y si algunos de los contados miembros de mi banda amical tiene esta forma de vivir, tampoco me interesa ni voy a opinar sobre como remueve el café.
Me parece -y lo digo con el espíritu de quien no se asombra por el acto humano y al que no le llama la atención casi nada- que la conquista de los derechos civiles de esta comunidad merece más que esos pálidos desfiles de disfrazados o la manifestación pública de sus calentonas muestras de amor.
Todo eso sólo sirve para generar ese extrañó etnocentrismo que provoca la separatividad entre los hombres y mujeres del mundo, por el que terminan, inexorablemente, agrupándose en modernos ghetos de individualistas a los que no les queda mas que ser gregarios por miedo y temor.
La conquista de la justicia social es quizás la última frontera que le queda por alcanzar a la humanidad. Es una tarea de todos. Y para todos.
En esa pelea estaré siempre en primera fila. Sin necesidad de convocatoria.
Los gestos de exhibicionismo son para las cámaras de televisión y las portadas de los diarios mas chabacanos. No dejen que el amarillismo miserable se aproveche de su causa, los use en el escandalete y los engañe.
El camino es largo, difícil y no admite errores de interpretación.
El mundo es para todos.
Hugo Del Portal
ULTIMA BALADA
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El viejo pistolero,
suele cabalgar,
en un desierto,
que lo libra de testigos,
Han pasado muchas lunas
muchas ventiscas,
mucha sed,
y alguna que otra pel...
Hace 5 años