Adiós, pueblo imbécil
por Hugh Player
Hay un hecho histórico que siempre me pareció intragable. Durante la guerra del Pacífico el Presidente Prado partió al extranjero con dinero para comprar armas. Una multitud lo despedía vitoreándolo.
Prado no regresó con las armas que necesitabamos.
La traición dolería hasta muchos años después, tanto así que cuando pasabamos cerca del banco que fue de esa familia , mi abuelo nos decía, esa es una guarida de los mas sinvergüenzas traidores.
Es que se sabía que antes de partir Mariano Ignacio Prado había dicho:
Adiós, pueblo imbécil.
Quizás esa sea la clave para entender como hemos manejado nuestras relaciones con Chile. Como unos perfectos imbéciles.
Nada mas entreguista que los gobiernos de este país que -con el Huascar como insultante trofeo de guerra en manos de unos vecinos moralmente pequeños- han tenido una especie de política de dos caras (dos cuerdas) por la que guardamos toda clase de resentimientos en la realidad, pero que no impiden que por el dinero que se levantan los mismos tagarotes apátridas de siempre tengamos relaciones comerciales de subalternos en las que le hemos vendido desde los negocios privados hasta los puertos del estado, a precio huevo y entregando desde nuestra soberanía aérea hasta las góndolas de los supermercados, atestados de sus productos, bastantes mediocres por cierto.
Este blog esta cansado de plantear, en sus dos versiones (*) infinitas ideas para deslindar con Chile, de una vez por todas, cual es su papel en nuestra economía.
Nos hemos opuesto a la privatización de los puertos, a la venta de Collique, a la mano pinochetista en la actividad económica privada, a servir de tontos útiles comprando vinos malos con sabor de sulfito y galletas grasosas que financian la carrera armamentista de los beligerantes vecinos.
Fuimos los primeros en mencionar la Doctrina Portales (por decisión del Dr Peter Garca que ha vivido en una callampa chilena y sabe lo que es la ideología del roto) y hemos sugerido estatizar el recurso aurífero (que alimenta fortunas privadas nativas y extranjeras) para modernizar y mejorar nuestras fuerzas armadas.
Me vale verga reconocer que no tengo la mas mínima simpatía por gente que saqueó mi país y asesinó sin piedad a mis paisanos y a quienes combatieron mis antepasados (mi tatarabuelo estuvo en las Batallas de San Juan y Miraflores y mi tío tatarabuelo fue parte de la tripulación de oficiales de la corbeta Unión) y es en nombre de los dolorosos hechos que describió mi bisabuelo en su diario personal que sostengo que no puedo tener ninguna duda de como actuar ante enemigos tan salvajes que hacen que las declaraciones del General Donayre (torpes por el tono) me parezcan un juego de consolación para los chilenos.
Y conste que no me visto de nacionalista para decir lo que realmente pienso porque tenemos en la contraparte toda una galería de truhanes felones de la peor pelambre trabajando desde todos los ángulos en favor de los intereses de la estrella del sur ( y los suyos propios) como los seudo intelectuales (lindo artículo de Alvarito en la prensa chilena) o como los que monitorean los curros de los peces gordos, ahí tienen para eso desde los plumíferos nativos de ocasión (la lista es grande y apesta) hasta políticos (el ministro de defensa Rafael Rey, el ministro de transportes Enrique Cornejo, la ministra de la producción Mercedes Araoz, el ex premier y congresista Jorge Del Castillo y siguen nombres) y líderes de opinión (asociados con chilenos como Gaston Acurio Jr. en el Tanta cuyo propietario real es Andres Belfus de Almacenes París) o gerentes de empresas periodísticas y compañias aéreas, condecorados en Chile (Rodriguez Larrain del diario El Comercio) pasando por la infinita cantidad de gente que depende de estas relaciones comerciales (porque está en la planilla o porque hace buenos negocios) sin importarle el destino de la patria ya que a la primera escaramuza terminan de residentes de segunda en alguna ciudad norteamericana. La historia no me deja mentir.
Y mientras aquí el gobierno (al parecer sorprendido con esta obvia filtración de la información) y aprovechando el momento, cambió de las republiquetas a la broma boba (con canción criolla) para bajarle el tono al tema (terminando por largarnos un psicosocial de pishtacos delirante como en las épocas mas obscuras del montesinismo) todos sabemos que Catrasca es Piñeira Corazón porque hay mucha selva por rebanar y mucho billete para repartir, amén de las torpes ambiciones reeleccionistas que desvelan al gordo mandatario, al pueblo aprista y a sus líderes partidarios bien acomodados en el incansable destrozo de la caja fiscal.
Es hora que entendamos que si los chilenos creen que nos pueden montar o que nos ganan fácil es porque gracias a su casta militar han logrado algo que a nosotros nos cuesta un inmenso trabajo: el concepto claro de la patria como casa única de la que todos somos responsables.
Este es el momento de romper con las ataduras mentales y prenderle fuego a ese vínculo que permanentemente nos coloca por debajo de nuestros adversarios.
Para poder llegar a una paz verdadera en esa frontera y en esos límites marinos necesitamos conquistar nuestra revancha. Hacer efectiva una postergada venganza que no tiene nada que ver con balas o con armamento de última generación.
ES SIMPLEMENTE SABER TENER DIGNIDAD COMO PERUANOS.
Para que eso ocurra y que el primer hombre vestido de carabinero -después de pasar Tacna- nos mire con respeto, tomemos distancia de su dinero y sus inversiones, de sus tarjetas de crédito y sus aparentes beneficios y así sin empeñar la conciencia podremos -todos juntos como un sólo puño- devolverles por fin el golpe de regresarlos a su realidad de antigua capitanía colonial mientras nosotros eramos el principal virreynato o de salvajes fronterizos cuando nosotros fuimos un imperio que tranquilamente comía araucanos en el desayuno.
¿Quieren paz verdadera? Devuelvan pues los muchísimos trofeos de guerra.
¿Quieren negociar? De igual a igual y respetando las leyes de cada país.
Saludamos y apoyamos el pronunciamiento del Grupo Jorge Basadre.
Aunque al mismo le falte señalar a los caciques actuales que en formas de Grupos Económicos de Poder se sostienen en el remate del país a los vecinos del sur.
Creo que la anecdótica captura de ese pobre diablo miserable de apellido Ariza nos puede servir de punto inicial para intentar cambiar.
Es hora de que dejemos de ser el pueblo imbécil de 1879.
(*) Besos de hetaira cuenta este blog y Besos de hetaira recargado.
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