¿En qué momento se jorobó el espectáculo?
Tengo, como novato columnista de espectáculos, un serio problema. Es jueves y no encuentro absolutamente nada de qué escribir. Me niego, so pena de tortura, a exigirle el mínimo esfuerzo a mi dedo de olluco para presionar una tecla, intentando conseguir un texto divertido sobre la bronca entre Mariella Zanetti y Daysi Ontaneda o seguir vomitando sobre Laurita, que es igual a gastar pólvora en gallinazos, con el perdón de los gallinazos. Entonces, ¿de qué rayos escribe uno si los coleguitas faranduleros no hablan mal de nadie, no chaparon en la calle o tampoco se chuparon el ojo entre ellos para atraer prensa?
¿En qué nefasto momento, la tendencia de la moda en el espectáculo descarriló en la facilona y desgastada necesidad de gastar tinta únicamente en las pezuñentas peleas de personajes que no le han ganado a nadie?
¿Por qué, y esto es una protesta, estamos obligados los que también trabajamos en el espectáculo a evadir educadamente preguntas del tipo: '¿Qué opinas de la bronca entre Manolo Rojas y Edwin Sierra?'. ¿A quién le interesa por qué se pelearon los camotes cuando tendríamos que hablar de las papas?
Y, lo que es peor, el público, acostumbrado a esta moda, solo consume esta información igual que el chancho come pañales con cáscaras de plátanos. Es decir, sin reclamar una dieta mejor.
Sentado frente a la computadora, solo prendo velitas misioneras para que el aburrimiento público termine por pulverizar este estilo más inservible que cenicero de moto.
Por los lectores, televidentes, redactores y coleguitas del espectáculo, roguemos al Señor, te lo pedimos Señor .
(*) Aparecido en su columna del diario Perú21
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