Muchas gracias, Ecuador por César Hildebrandt (*)
Gracias porque ahora la podredumbre que hunde al fútbol peruano ya no tendrá disimulo.Gracias porque la prensa deportiva enguitada con la Federación –digamos que un 80 por ciento de sus huestes- tendrá que volver, por un tiempo, a sus covachuelas y hablar más despacito y no titular, como ayer en cierto diario, “A la conquista de Quito”. Já.Gracias porque Juvenal Silva ya no tendrá cara para hablar de su ilegal doblete laboral.Gracias porque ya no escucharemos a Efraín Trelles hacer mala poesía tipo melcocha chocanesca en RPP. Ni a una nube de sus oyentes lanzar pronósticos fronterizos muy aplaudidos en cabina. Jé.Gracias porque ayer le vimos la cara verdadera a José Del Solar. ¿Un señor distraído? ¿Un caballero equivocado? ¿Un crédulo? ¿Un paciente inglés? ¿Un perfecto idiota haciendo muecas medio burlonas al borde de la cancha?Gracias porque quizás ahora los peruanos ya no padezcamos el repulsivo aviso de “Cristal”, ese de la cancha está donde…¡Qué maravilla!Gracias porque los encefalogramas planos de CMD –me refiero a esos futbolistas que apenas supieron jugar y que ahora apenas pueden hablar, y a esos malandros vestidos de negro que hablan a la vez para que nadie se dé cuenta de qué van- nos darán, supongo, un breve descanso.Gracias porque la mesura de Beingolea parecerá ahora lo que es: complicidad con la burundanga futbolera.Gracias por haberle entregado su pensión de cesantía y jubilación, en plena cancha, a Mario Gómez, Juan Carlos Bazalar, Roberto Palacios.Gracias por haber demostrado, con pruebas empíricas de alta precisión, que Wálter Vílchez no existe, que Miguel Mosto murió en Ollantaytambo, que Carlos Lobatón yace hace meses en El Ángel, que Julio García es un homónimo de Nadie y que Claudio Pizarro debería estar preso porque incurre en falsedad genérica cada vez que toca la pelota.Gracias por haber puesto al descubierto que “el plan de aclimatación en la altura” -16 días de “preparación”- era otra mugre. Tan mugre como la noche en blanco de Paolo Guerrero, que dice que tiene gastritis cuando lo que tiene es ganas de irse de putas en plena concentración. Gracias, Ecuador, por habernos puesto en nuestro sitio (dos puntos de doce) y haber desnudado al alfeñique que algunos querían hacer pasar por Charles Atlas: un equipo a la deriva, exhausto antes de jugar, desganado hasta lo impropio, sin marca ni codicia, técnicamente miserable y monitoreado por una manga de sinvergüenzas que ahora hablarán “de la necesidad de la continuidad”, “de la necesidad de no hacer cambios radicales” y, en suma, y aunque así no lo digan, de la necesidad de seguir robando, imprimiendo más boletos que asientos, tramando enjuague y medio con los contratos de TV y haciendo el ridículo internacional.Me divertí mucho leyendo lo que escribía la compadrería y lo que decía la mangachería periodística después del “heroico” empate con Brasil. Recibí algunos correos donde se me acusaba de “antipatriota” y “pesimista crónico”. Bueno, sobre lo primero: no puedo aceptar, en efecto, que la patria esté próxima a las patas de Mosto, la chequera de Pizarro, la bragueta de Guerrero. Si hablo de fútbol es como aficionado y amante del buen fútbol. Y sí, en relación al fútbol peruano, habría que recibir muchos favores de los “dirigentes” que lo han hundido en sima sin precedentes para no ser pesimista profesional, incrédulo a tiempo completo y escéptico parapetado en estadísticas. Esas cifras del pasado cantaban el desastre de ayer: sólo el señor Del Solar no las tuvo en cuenta. Y sólo a él se le ocurre salir en plan ofensivo con un equipo donde el cociente intelectual promediado no debe llegar a los 75 de Forrest Gump.Yo he visto fútbol malo y matrero alguna tarde. Pero digo solemnemente la verdad si digo que nunca he visto peor equipo que el que ayer dizque representó al país de Lolo, Villanueva, Terry y Cubillas. Parecía el Defensor Arica rumbo a la baja, el Ciclista Lima ya bajado, el Chalaco en segunda B, la antología del potrero, el compacto de la Copa Perú. Y nunca una goleada fue más justa.Muchas gracias, Ecuador. Ya no podrán seguir jugando con la gente.Al abandonar la cancha, con algo de vergüenza deportiva que le dicen, Palacios alcanzó a exclamar: “No hay palabras”. La verdad es que sí las hay pero no sería dable publicarlas.
(*) Aparecido en su columna del diario La Primera . Tremendo comentario. Lo suscribimos totalmente.
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