sábado, 16 de enero de 2010

GUILLE DE SIEMPRE





Con 70 años de edad, Guillermo Giacosa nos enseña la manera saludable de tomar la vida.
Calma y calidez


Guillermo Giacosa tiene la virtud o el defecto de no saber discutir, de no saber pelear con la gente en la pantalla. Su tendencia es a la empatía y así puede entrevistar de manera amena, tranquila, sin violencia, hasta a alguien que piensa totalmente opuesto a él. No es que Giacosa sea complaciente, ocurre que tiene un don extraño: sus palabras suenan amables hasta cuando a alguien sumamente conservador, al entrevistarlo, le dice: “vos sos un facho”.
¿Quién podría enojarse con Giacosa? Digamos que muchos de sus lectores derechistas que le envían páginas y páginas de insultos; pero éstos se calman cuando Giacosa, en un par de líneas, les explica que el insulto no lleva a nada y que hay que respetar también la diversidad de pensamiento.
“Es usted muy amable, don Guillermo”, le contestan. Se gana a todos con sus palabras, con sus actitudes de argentino bueno, con su correcto proceder ante las cosas. Yo escuché decir a mujeres de treinta años de edad o menos: “Si a Giacosa lo vendiesen, lo compraría y me lo llevaría a mi casa para siempre”.
La gente joven quiere oírlo, la gente joven lo admira y seguía sus programas: Mapamundi, Informalísimo, que se hacen extrañar en TV. Hacia el 2003, en la remota Feria del Libro de San Miguel, donde ahora estorban dos centros comerciales, presentó, no sé con quién más, el libro El cadete Vargas Llosa del entonces jovencísimo Sergio Vilela. Aquella noche los jóvenes que compraban el libro no sólo buscaban el autógrafo del autor; sino que pedían la firma de Giacosa.
Ejemplo
Otra de las virtudes de este hombre es que no se vende, ni se alquila y sigue, a su manera, digamos, con la misma camiseta zurda que en el Perú casi nadie dice que la tiene puesta, aunque la tenga puesta. Cosas que pasan. Sigue pensando casi lo mismo de siempre y por lo cual se ha ganado varios calificativos. Pero dejemos que hable un poco: “Han sembrado la idea de que la gente que piensa que debe haber una mejor distribución de la riqueza es gente que debería andar desnuda por la calle. Una vez, Rosa María Palacios, a quien estimo mucho, me dijo ‘te has vuelto muy fundamentalista’. Me hizo pensar y le digo que yo pienso igual que siempre. No creo en la igualdad absoluta, que es una utopía; pero creo que todo el mundo tiene derecho a la alimentación, salud, vivienda y trabajo. Cuatro cosas elementales para que la gente no sufra. Eso es ahora ya un pensamiento de izquierda. Para unos yo estaba en el centro derecha y para otros en centro izquierda. Pero como sigo pensando lo mismo y como, en el mundo ha habido una derechización tan patológica debido a Milton Friedman y todos esos locos, me dicen de todo”.
—También le dicen caviar.—
Ah. El otro día estaba en mi auto, venía de “Perú 21”, creo, y una mujer se me acercó y me gritó “caviar”. A mí me pareció gracioso porque el caviar me encanta. Viví en Francia muchos años y el caviar es la cosa más exquisita del mundo. Mi jefe era iraní, en una época, y hacia fiestas en su casa en las que servía grandes fuentes de caviar. Eso era caviar. No lo que se da acá. Lo comíamos con cucharita. Caviar con cucharita es como chupar oro. Bueno, me causa risa que me digan caviar.
Por qué se queda
Tiene razones de fondo para vivir en el Perú. Este hombre que ama la solidaridad ha recibido en este país la protección del pueblo.
¿Del pueblo?
De esa persona que te limpia las ventanas. Bueno, mejor que siga hablando Giacosa: “Yo tenía una empleada en mi casa que era fujimorista a muerte y Fujimori no era de izquierda; pero su gobierno le había puesto un caño en su barrio y un caño es un caño, una escalera es una escalera. Esta mujer hasta me salvó la vida. Yo me había quedado sin trabajo, no tenía nada, ni siquiera para comer. Debía tres meses de alquiler, cuatro letras del auto. Yo le decía: ‘Gina, ya no vengas más, ya no tengo para pagarte’. Y ella seguía viniendo. ‘Yo no lo voy a abandonar, don Guillermo’. Hacía todo su trabajo y dos veces al mes me traía un pato, también me traía arroz y lentejas. Un año, casi dos, estuvo alimentándome una señora de Villa el Salvador. Fue en 1992 ó 1994, al terminar ‘Informalísimo’. Finalmente, cuando empecé a trabajar, le pagué todo y con eso financió la carrera de su hijo.
¡Cómo me ayudó esa gente! Su esposo me arreglaba las cosas de la casa. Ese es el Perú para mí, esa es la gente, la solidaridad de la gente más humilde, y por eso me gusta vivir aquí”.
—Pero también hay de las otras personas,…—
Pues, claro. A veces, la gente es sumamente intolerante. No pueden soportar que piensen distinto a ellos. Por ejemplo, hay ‘un pata’ que llama para insultarme, se toma el trabajo de marcar el teléfono para insultarme, seguramente después de leerme en Perú.21 o verme en “El teatro del mundo” en el canal por Internet Perúnet.tv por donde salgo ahora. Me dice de todo, hasta: ‘viejo arrugado, te pareces a una calavera’, y yo lo acepto porque es cierto. (Ríe)
Dice lo que otros callan
Giacosa tiene otra virtud. Dice y escribe lo que otros callan y se enfrenta sin temores al poder en todas sus formas. Mientras muchos de nuestros ilustres economistas y analistas, por ejemplo, mienten sobre el crecimiento económico peruano, Giacosa habla del crecimiento boliviano.
“Hay algo que no se dicen. Bolivia va a crecer y va a crecer muchísimo. Tiene más ocho mil millones de dólares de reservas y Morales tiene más de 50% de aprobación como mínimo, una pequeña diferencia con el Perú (el exitoso García apenas llega 30%, aunque Ídice diga lo contrario). Bolivia tiene gas, tiene litio que es fundamental para los autos del futuro. Creo que Bolivia va camino hacia el desarrollo, y es maravilloso; qué maravilla que un país que ha sufrido tanto pueda desarrollarse de esa manera.
Es fantástico”, dice.—¿Por qué la prensa no se dedica a estos temas?—
A ver. Según la biología, la mente selecciona lo que le conviene y destierra lo que no le conviene, inconscientemente. Cuando hay una campaña política que está orquestada desde arriba con el maridaje que existe entre la clase política, la clase económica y la prensa; entonces la gente piensa y ve lo que la prensa quiere que vea y piense.
—Explique, don Guillermo, que usted es profesor. —
A ver. Si en una clase digo “Hugo Chávez”, a la gente se le erizan los pelos, y pregunto ¿qué pasa? ¿qué tiene Chávez?, y siempre escucho lo mismo, la gente no sale de los parámetros repetitivos de lo que dice la gente mediocre sobre Chávez, que Chávez es lo peor de todo, que en Venezuela la gente sufre mucho. Y yo les digo que tanto no se sufre allá. Si fuera así, no votarían por Chávez, la gente no es masoquista.
—¿A qué gente mediocre se refiere?—
Esa gente como el Vargas Llosa hijo que, seguramente, es pagado por no se quién, dicen cada cosa. El Bayly que un día se atrevió a decir mujerzuela a la presidenta argentina. No sólo ellos, Latinoamérica está llena de gente que le pronosticaba a Morales un fracaso y ahora ni siquiera tiene la dignidad de reconocer ni alegrase por el éxito económico de ese país.
—Otro punto. ¿Usted considera que García se derechiza cada vez más?—
Sí, claro; yo no entiendo que, en un momento en que América Latina tiene cierta tendencia al centro izquierda, el presidente resulta caminando más a la derecha.
Giacosa, a quien la intolerancia y el miedo apristas lo sacaron del canal 7, nos enseña la virtud de ser tolerantes y decir las cosas directamente. Es raro encontrar gente como él, pero existe. El tiempo pasa a su favor.
Setenta años no son nada, Guillermo.
Como el submarino alemán
“Recuerdo que, cuando era chico, cada vez que había problemas en Argentina, aparecía un submarino alemán en las costas del atlántico y todos los diarios se ocupaban del submarino alemán. Cuando salió lo del espía Ariza, me preguntaba si no era un submarino alemán también. Si uno compara la fuerza armada de otro país con la nuestra, estamos en desventaja. Si comparamos la inversión chilena en el Perú y la inversión peruana en Chile, también estamos en desventaja. No entiendo qué interés puede haber en espiar al Perú. Está claro que todo organismo de inteligencia y los militares que no tienen nada o poco que hacer, tienen que justificar su existencia y lo hacen creando hipótesis de guerra, batallas; creando enemigos que no existen”.
Me aterra hasta las lágrimas
“Ya cumplí 70 años de edad y el tema de la muerte no me va ni me viene; pero lo que sí me aterra hasta las lágrimas es la destrucción del planeta y de la raza humana, que nosotros mismos la estamos propiciando. No me obsesiona mi muerte, porque por ahora tengo unas cuantas botellas de vino para tomarme, unos amores por hacer. Lo que me preocupa es que el planeta se esté destruyendo y nuestros hijos y nuestros nietos no van a tener las cosas que hemos disfrutado, eso sí me angustia en serio. Ese es un sentimiento de especie humana; pero hay gente que no siente eso y no es porque no sepa qué es eso. No sabe sentirse querido por el barrio, no sabe
disfrutar de una fiesta organizada por gente humilde.
Hay quienes nunca van a entender eso porque su goce es la cuenta bancaria, el elogio y el espejo”.
Diario la Primera. Paco Moreno.
Este blog insistirá hasta el hartazgo: QUE REGRESE GIACOSA A LA CULTURALMENTE POBRÍSIMA TELEVISIÓN NACIONAL.
---------------------------------- -

No hay comentarios: