AMNISTÍA GENERAL
Augusto Malpartida León

Cada cierto tiempo la derecha peruana, la bruta y la inteligente, muestra los dientes para decirnos que la guerra no ha terminado y que el “Chino” Polay y sus seguidores, Abimael Guzmán y los suyos, son “terrucos” congénitos y que por más años que pasen en prisión van a seguir siendo tan “terrucos” como cuando entraron. Y lamentablemente también, hay una izquierda inteligente que repite este argumento, como si los años pasaran en vano y la vida se hubiera detenido en los 80.
Que Sendero Luminoso fue criminal es una verdad de Perogrullo y que el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru asesinó sin piedad también. Y el adversario, las Fuerzas Armadas y los gobiernos de los que dependían, también. Y aquí no vale la ya, tristemente, célebre frase: “nosotros matamos menos”; todos mataron y lo hicieron con similar salvajismo, dejando miles de familias con un enorme hueco en el alma de por vida y al país enfermo de dolor y violencia.
Pero ni las guerrillas se levantaron como bandas de alucinados para hacer del crimen su motivo de existencia, ni los gobiernos igualmente criminales que las combatían lo hacían por la patria. O es que no recordamos la miseria ancestral de nuestros pueblos y sus luchas siempre ahogadas en sangre y siempre también, los gobiernos al lado de los intereses privados que los sostenían.
Las guerrillas fueron eso, parte del pueblo que encaró la lucha por la transformación del país, una parte minoritaria, que recurrió a métodos vedados en la lucha política, que asesinó a sangre fría, que mostró una sanguinaria vocación por el aniquilamiento a todo aquél que no coincidiera con sus fórmulas políticas, que hizo del arrasamiento del adversario una rutina asquerosa; fue esa parte del pueblo que optó como único camino para cambiar el país el de la fuerza de la violencia.
Y la respuesta de los gobiernos, fue igual de salvaje, con muertos a montones, adultos, niños y viejos, con desapariciones forzadas, con violaciones a nuestras mujeres, en una supuesta defensa de la patria que nunca existió.
Y al final vencieron ellos, sí ellos,  porque no venció la patria, no venció el Perú, vencieron los dueños del poder, los que han hecho de la patria otra mercancía,  para venderla o alquilarla a quien les pague más. Si no miren los resultados, luego de la guerra, el neoliberalismo se apoderó del país, se volvió la verdad única, e inició su propia guerra soterrada contra la mayoría de peruanos, destrozó sindicatos, convirtió los derechos laborales en piezas de museo, abandonó el campo porque no era rentable y que los campesinos se las vieran como pudieran, vendió las empresas públicas entre ellas las mineras y petroleras, e hizo de la sociedad peruana un sálvese quien pueda, mientras los gobernantes robaban con prisa y sin pausa como ha quedado demostrado a lo largo de los años.
Pero los dueños del poder mantienen su guerra, esta vez contra guerrilleros presos, o que salen después de 15 ó 20 años de prisión, porque son “terrucos congénitos”. Y cualquier demanda de cambio se convierte en  una manifestación terrorista antiperuana. Recuerdan la campaña contra la señora Villarán? La derecha bruta desembozadamente acusando de senderista a la pobre Susana por su puño en alto, la derecha inteligente con Lourdes Flores a la cabeza hallando vínculos de Susana Villarán con el senderismo y denunciando estas relaciones en el debate central de campaña. Y ni hablar de la campaña contra Ollanta Humala Tasso. Aquí ya el paroxismo no tenía límites y hasta los correos electrónicos de las computadoras incautadas a las FARC colombianas “probaban” la relación del candidato nacionalista con organizaciones guerrilleras.
Hoy los vencedores de Sendero y el MRTA tienen asiento en el Parlamento y organización política reconocida a pesar que reivindican a su jefe político sentenciado por crímenes y secuestros, además de corrupción. Y nadie dice nada. El Jurado Nacional de Elecciones no se inmuta cuando la organización fujimorista defiende a su líder haciendo elegía del golpe de estado y de los crímenes cometidos durante ese período.
Los dueños del poder tienen parlamentarios y ministros, y desde capellanes hasta arzobispos defienden el status quo, y se dan el lujo de convertir su derrota del 5 de junio en un triunfo, robándole las ilusiones al pueblo.
Y cada vez que se levantan voces contra el modelo, cada vez que algún esfuerzo de cambio empieza a tomar forma, sacan el hacha de guerra para enfrentarlo. Y agitan la guerra contra el Perú para justificarse. Y de tiempo en tiempo esto se vuelve la rutina para evitar los cambios.
Necesitamos parar esto, no desde una posición neutral, que nunca tuvimos, no desde la posición del centro en la que nunca militamos, requerimos parar esto desde la opción popular a la que adscribimos desde siempre, desde la vertiente transformadora que nos hizo militantes socialistas, desde la necesidad de construir otro país.
Y para empezar hay que colocar la amnistía general en la agenda política del país entero. Que se libere a todos, de un lado y de otro, militares y civiles asesinos, (y junto a ellos los acusados falsamente) con todo el dolor de nuestro corazón, y más con el color inmenso de las familias que vieron morir a sus hijos, padres, hermanos, esposas, amigos. Veinte años después de la guerra ya debiéramos estar listos para dar la contienda en el terreno político e ideológico.  Y que en ese terreno la derecha, la bruta y la inteligente, la izquierda violentista y los socialistas demos la lucha política.
Nosotros queremos el cambio, la transformación, de la mano con el pueblo, con el pueblo como guía, con el pueblo como vanguardia, cuerpo y retaguardia, siempre con el pueblo. Qué quieren ellos?, qué propuesta para el país tienen?  Quiere la derecha seguir destrozando el país y haciendo creer que consumismo es igual a desarrollo? Quiere la derecha mantener el modelo que cambia ecosistemas por reservorios? Quiere la derecha seguir llamando emprendimientos a sistemas de esclavitud como en las mineras y textiles? Quiere la derecha seguir apañando la corrupción más mafiosa que hayamos conocido?
Qué quiere el senderismo? Una república de acólitos y llamarle a eso democracia de nuevo tipo?, un país de adoradores del Presidente Gonzalo?, una patria llena de verdades absolutas e indiscutibles sostenidas en la fuerza del estado, mismo fundamentalismo neoliberal pero esta vez de izquierda?
Bien, si todo eso quieren, demos la lucha política e ideológica, confrontemos en el terreno de las ideas y la organización parta sostenerlas, y en el escenario de los procesos de transformación que el pueblo viene desarrollando. Y entonces veremos, pero en lo inmediato no veo ninguna razón para dejarle el terreno de la amnistía a Sendero, ni a su contraparte la derecha bruta y la inteligente. Hay demasiado en curso como para regalarles el destino histórico de nuestro pueblo. Empecemos a cerrar esta guerra que sacó a las organizaciones del pueblo del escenario y las golpeó duramente, no nos refugiemos en lo políticamente correcto, ni la derecha ni el senderismo tienen el peso moral para disputar entre ellos el fin real de la guerra, esta es tarea para los que quieren cambiar el país, socialistas, nacionalistas, progresistas, demócratas radicales, en fin todos los que podemos desde el pueblo abrir un futuro para la patria libre.
15 de enero del 2012