domingo, 27 de febrero de 2011

ESQUELETOS EN EL ARMARIO




Los pétalos de la desilusión
por Hugo Del Portal

El peor desengaño de éstos tiempos modernos es, sin duda alguna, el ser humano. Aquel que ha cambiado toda su luz por la ilusión, ya que normalmente prefiere ésta que al medicamento que podría despertarlo del profundo sueño compartido en que vive.
Dormidos -como estamos- y cegados, siempre en pos de una recatafila de becerros de oro, sólo somos manifestaciones medidas por los deseos materiales.
Hemos terminado por obviar nuestra naturaleza luminosa por el vil metal, aunque el sistema luzca ya como una fiera inerte sobre la que se posan los mas obscuros buitres del desencanto.
Veo una fotografía terrible en la que un adolescente de apenas quince o diez y seis años, sostiene un tallado letrero de madera en el que se puede leer: yo y mi casa serviremos a Jehová.
El jóven pertenece a una familia de esas que van a misa cada domingo a las doce. Como en el vals. Que confiesan pecados y tragan hostias, para evacuar, de seguro, mucho fuego fatuo
Un hogar de la católica iglesia cavernícola y pedófila de Cipriani acaba de perder una ovejita de su grey en manos de una de éstas congregaciones/sectas que en base a becas -que garantizan educación escolar gratis- capta familas de una clase media destruída económicamente para lavarles el cerebro con sus discursos inflamados sobre el mundano (el diablo, Satanás) y que usan sin reparo la palabra de Cristo para con -malísimas interpretaciones de los textos- construir una conveniente red de clientes en donde podemos ubicar mezclados a toda una manga de recuperados del mundo de las drogas, el alcohol, el juego, y en particular, del imperio del miedo.
Que el ser humano crea que puede engañar a otros miembros de su especie me parece terrible, pero al final, lógico y entendible, pero que suponga que puede usar para su juego el nombre del Viejo Padre y quebrantar leyes universales sin provocar alguna fatal consecuencia, nos lleva a deshojar la flor de la desilusión, y ver que sus pétalos estan hechos de inevitables espinas.
¿ Tiene este mundo y su gente ansiosa y vulgarmente materialista, posiblidad de redimirse ?
¿ Es ésta anomia social mundial, manifestada en la crísis total del hombre, el desenlace final ?
Estoy empezando a creer que jugamos los últimos minutos de un partido que perdimos desde que empezó a jugarse con la autocomplacencia de amar nuestra genética más descendente.
A todos aquellos que usan la fe para sus propios negocios y beneficios personales, para sus mezquinos fines y fariseos propósitos, hay que indicarles que la implacable realidad del equilibrio cósmico los espera a la vuelta de la esquina. Tranquilos que ya les va llegar.
Y a ese muchacho al que acaban de convertir en instrumento más de su pequeñez espiritual habría que decirle con tranquilidad que el recambio normal pondrá las cosas donde corresponden, tarde o temprano, aunque sus tutores luzcan como ausentes de valores, o vendidos por unas cuantas monedas, o como la involución de los inevitables pobres de conciencia.
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