miércoles, 25 de noviembre de 2009

ABOGADO DEL DIABLO




Allison y el mal gusto
por César Hildebrandt
Quien habla con la boca llena puede pegarle a una mujer.
Quien escupe en el suelo podría aplaudir a Tongo.
Quien escuche conmovido a Marisol Aguirre terminará diciendo que en las plazas de toros el arte brilla y la muerte ronda.
Lo que quiero decir es que el mal gusto viene en mancha, en kit, en montonera. Es un combo omnívoro, una totalidad hecha de pequeñas sumas.
Y hay un hilo invisible pero fuerte que une las uñas sucias con la asistencia a una charla de Miguel Ángel Cornejo.
Y un encadenamiento que eslabona el carmín excesivo y los labios hinchados de silicona con el “fuistes” y “dijistes” y con las historias grasientas de Televisa.
Cuando hace pocos meses Francis James Allison Oyague se le acercó a Alan García y le dijo “te puedo armar una manifestación de respaldo en dos días” –frase que una cámara captó- muchos recordaron, por afinidad, al Allison Oyague borracho que quería pegarle a la policía y que también fuera captado por una cámara indiscreta.
Quien se emborracha hasta caerse puede ofrecer “portátiles” a pedido, del mismo modo que quien se tiñe el pelo hasta oxidarlo puede hacer del circunloquio una virtud.
Y cuando García, a las pocas horas de haber recibido el ofrecimiento de las multitudes mercenarias, nombró a Allison ministro en una cartera donde se puede robar con suma facilidad, allí fue cuando el mal gusto alcanzó un nuevo esplendor. Fue un mal gusto a dos bandas.
El dúo Pimpinela del mal gusto.
Y cuando García tuvo que botarlo porque hubiese sido embarazoso sostener a quien estaba financieramente vinculado con Business Track, entonces el borrador se hizo novela y el apunte obra de arte.
Todo encajaba: el alcalde ebrio que no podía tenerse en pie, el angurriento que quería más campo de acción para sus negocios y aceptaba un ministerio, el señor abogado que cobraba un dinero negro de una empresa oscura.
Pero Allison es ambicioso y no podía quedarse allí. Es un perfeccionista de la cutra, un bolchevique del mal gusto.Por eso ha hecho lo que acaba de hacer en Miami: sacar 50,000 dólares en efectivo de una de sus cuentas, declarar veinte mil al servicio aduanero de los Estados Unidos y terminar preso en su casa, con grilletes electrónicos y todo, al lado de su señora esposa y acusado de varios cargos federales.
El señor Allison ha dicho que venía a Lima con esos 50,000 dólares y que sólo declaró veinte mil a la hora de las preguntas aduaneras “porque se distrajo y no reparó en que tenía 20,000 en un bolsillo mientras su esposa llevaba otros 10,000 en la cartera”.
Eso es lo que su increíblemente estúpido abogado ha esgrimido como argumento.Lo cierto es que el vuelo de Copa que lo traía a Lima iba a hacer una escala en Panamá y nadie sabe qué habría hecho el señor Allison con ese dinero en alguna cuenta sin nombre y con número en el país que inventó Teodoro Roosevelt.
Nadie porta 50,000 dólares entre la casaca y el bolso de la señora. Nadie omite declarar 30,000 de ellos “por distracción”. Nadie paga 100,000 dólares de fianza para cumplir arresto domiciliario si es que no tiene una cierta fortuna que lo respalde.
Con todo ello el señor Allison ha redondeado su hoja de vida.
Su foto de aspirante a convicto ha salido, con todos los honores, en The Miami Herald.
Cinco años de cárcel lo pueden estar esperando por falso testimonio, contrabando de dinero y omisión de declaración.
El juez Bandstra, del condado de Dade, le ha quitado el pasaporte.
Saint-John Perse, seudónimo de Alexis Léger, tenía razón cuando, al salir de una entrevista con Hitler, le dijo al canciller francés Edouard Daladier (en alusión a las majaderías y al boato del líder nazi):
“Hoy estoy más convencido que nunca de que el mal gusto conduce al crimen”.
Será por eso que quien canta “Soy el rey”, con mariachis fingidos y falsetes en serio, bien puede cobrarle megacomisiones a las megaobras.
Del mismo modo que Pancho Villa podía pedorrearse antes de dispararle a un tren de pasajeros.
Fuente: Diario La Primera

Ojos de ratón goloso
por Hugh Player

Creo, sin ninguna duda que me asalte el pensamiento, que al Sr Francis Allison Oyague, ex-alcalde de la Magdalena vieja, deberían castigarlo, no mercy, porque sólo un blanco muy fofo de cerebro pueda chupar como sufriente cholo en fiesta del Grupo de los Hermanos Yaipén (y en pleno estado de desilusión por algunos pasajeros cachitos) y ponerse tan borrachamente bruto justo en los límites distritales de un vecino que precisamente no lo quería mucho.
Lo filmaron horroroso y detestable, pesado, ridículo, torpe. Un atorrante.
Luego vino esa caminata en donde chamuya -con ese estilo de abogado clasemediero de la calle Cantuarias- al gordo Catrasca (se nota el acuerdo previo) y luego de una marcha de cochos (bastante rala por cierto) la subida (al vuelo) a la clásica combi de la cutra ministerial en donde termina su gestión saliendo por una puerta falsa que incluye investigación judicial, inmovilización de las cuentas bancarias y un descredito del que no lo salvan ni cincuenta concursos huachafos del político mas guapo.
Que además, con esa pinta rascuacha y ese fisico medio quilipitrinche, resulta medio cachoso y ciertamente muy maricón.
De la plata sucia lavada en Bussines Track con recibos de honorarios a lo que le ocurrió en Miami (un par de policias aduaneros gringos poniéndolo en posición de recoger al jabón a ver si por ahí también cae otro fajo de dolares) sólo quedaba este paso del que que tiene que recurrir a la caleta habitual para moverla hacia una madriguera de rata menos rastreable en Panamá. Y de paso poner los cien mil tacos gringos de fianza para una segunda luna de miel con arresto domiciliario enmarocados por un control especial.
Lo del grillete electrónico en la pata es glamorosamente patético. Es como poder ver el futuro y descubrir como le va a ir a nuestra cleptocrática clase política. Van a faltar los dispositivos para cubrir la demanda.
No podíamos esperar menos de este sub-producto de la sociedad criminal (de origen popular cristiano) que con esos ojitos de ratón goloso nos confirmó que hay quienes como el, tienen cara de sospechosos siempre y que el blanco calato sigue siendo uno de los males del país y un inminente peligro para la caja fiscal, ya sean los caballeros, alcaldes de ruinosos parajes cerca al mar o presidentes de paises que están siendo rematados al peso.
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