domingo, 14 de febrero de 2010

ABOGADO DEL DIABLO




DOS SEÑORAS (BASTANTE PESADAS)
CONVERSAN

por Hugh Player


Hace un par de semanas se juntaron (después de la misa de seis del padre Ruperto) y en plena Pasteleria San Antonio, dos viejitas lenguaraces de temer:
La Abuela Jaimita Baile y la Tía Tota Gegesí.
Ellas son unas cochitas dizque pacifistas. Aunque habría que apuntar que ninguna de la dos pasó el curso de premilitar en donde ese Sub-oficial azambado las carajeaba como si fueran cholas cuando tan sólo eran un par de huecas jovenzuelas.
Ellas son antimilitaristas -y como sólo leen el Dominical de la Parroquia- no se han enterado que fue nuestra Fuerzas Aérea la que se ocupó del último rescate en el Cusco. Ni saben que nuestra Marina defiende y protege el mar de Grau del intento de saqueo extranjero y que me gastaría una buena cantidad de tiempo en contarles el trabajo del Ejército en la construcción y reparación de caminos y en el apoyo solidario en el trabajo comunal a las poblaciones serranas mas pobres.
Hablar así -como este par de viejas tetelemecas- de Nuestras Fuerzas Armadas sin ningún respeto y sin ninguna consideración es parte de la falta de reconocimiento que reciben los militares en nuestro país, cuyos gobernantes han condenado -hace veinte años- a la extinción por abandono, por turbios negocios y porque para entregarnos a las codiciosas manos vecinas debemos convertir los cuarteles en condominios y a los uniformados en jefes de seguridad de algún supermercado.
Tenemos una desactualización total en la tecnología de nuestro armamento. Pagamos sueldos de hambre a quienes ponen el pecho por la patria.
Y encima este par de viejas pesadas hablando como el gigante por la bragueta y decididas a anexarnos a Chile, quieren vendernos la idea que podemos ser como Costa Rica pero sin Ticos. Como Israel pero con Baruch.
Ya basta de tanta majadería que además no tiene nada de novedoso porque todos recordamos al viejo tío antimilitarista que hace treinta años decía lo mismo que dicen estas viejitas torrejas. Al asilo las mandaría con sus ideas setenteras.

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