miércoles, 2 de octubre de 2019

HERMANOS CAINITAS


por; Hugo Del Portal 

Toda mi vida he defendido a los inmigrantes. No soy de los que hacen generalizaciones bestiales,  como habría señalado el gran Borges y esta no va a ser la excepción. 
Sufrimos de una invasión extranjera que hace que nuestras calles suenen como la corte de la Dra Polo.  
Son los desplazados del régimen de Maduro, autócrata signado por la babosería caribeña. 
Hoy por ejemplo ha  ordenado, queriendo imitar el método Waldorf de pedagogía iniciada por el filósofo alemán Rudolf Steiner, que en las escuelas se cultive hortalizas y se crié gallinas porque el, en su casa,  tiene cagado al vecindario con semejante empresa.
Y es que nosotros al recibir a damas de figuras tan encantadoras (con liberalidades exquisitas y pecaminosas) y a caballeros emprendedores de tan singulares iniciativas (todas ilegales y/o informales) nos hemos vuelto parte de la estabilidad del inaguantable gobernante.
La caja chica del consumo interno se marcha, todos los meses, a darle paz a la sociedad bolivariana, en razón a cincuenta millones de dolares,  cocos mas, cocos menos. 
Los servicios públicos, ineficientes ya para los comedores de lentejas locales, se han visto sobrepasados, fundidos y agotados. 
Esto sin contar, que al parecer, el satrapa de alma llanera, nos ha regalado una feroz  delincuencia, abriendo sus cárceles y poniéndolos en Cucuta, con destino al Perú y aledaños, con lo que ahora, nos asaltan y descuartizan bandidos, con acento cantarín, y así pasamos,  del perdiste cholo a ya te cagaste chamo.
Si le sumamos la xenofobia que se manifiesta en las calles contra estos invitados afirmamos que tenemos una bomba de tiempo en las manos.
La que incluye a buenos y malos que al final no han aportado nada al desarrollo del país. 
Fue el sobón de Trump, el renunciado Pedro Pablo Kuczynski,  quien les abrió las puertas en desorden y cuando teníamos la reconstrucción del norte en las manos, amén de crear el folclórico Grupo de Lima que sugirió, obviamente, la embajada yanqui.
Son los clásicos empresarios peruanos, la dichosa CONFIEP quien ha estimulado sus gananciosos intereses, en base a cruzar la frontera del cholo barato hacia el zambo esclavo. 
Y ha sido nuestra arrecha xenofilia y nuestra falta de idea para organizar una respuesta adecuada, la que ha engordado este desorden. 
Pero aquí nos jugamos cosas mayores, la situación ya no da para mas, es hora de ir pensando que dispositivos legales planteará el nuevo parlamento en el 2020 para no estimular este proceso de barbaras invasiones.
Gracias por su visita, pero pueden retirarse, ya tocaron el huayno final,  la fiesta ha terminado. Vayan con Dios.