martes, 2 de febrero de 2016

¡ERAMOS TAN POBRES!


A la tía regia se le hizo un lío implementar la muy necesaria reforma del transporte. Digamos que a su sucesor, el hombre de poco floro,  no le va bien tampoco en el asunto.
Y es que una murga de pobladores de Manchay (otrora bastión del mudo, tanto que se hacía entrevistar ahí) ha hecho de las suyas con la excusa de siempre: no quiero, no me conviene, me perjudica y claro, como uno no es un Climper cualquiera , de esos que amenazaban con agarrar a balazos a los trabajadores portuarios en huelga, uno entiende, pero basta ya de la victimización indigna.
No veo a los trabajadores de la BP (British Petroleum) que acaba de decidir bajar 15,000 trabajadores pitear tanto como los llamados buitres (esos informales medio delincuentes que apuran o demoran el transporte con una especie de dato de como va el que va  adelante, tanto así que si usted escucha la palabra va sopa, prepárese para un viaje bastante largo, casi interminable)
Y es que será por el zika, o por la radiación ultravioleta, que a este pueblo indigno, y vulgar, se le ha dado por no obedecer la ley y hacer llamados a la autoridad para contemplar sus problemas económicos como si el mundo girara en torno a unos cuantos invasores del interior.
Y lo peor es que no hay Gerencia de transporte, sea la de gárgaras de helio Guerra o la de la señora que ahora hace esa chamba, que no se ni como se llama,  que haga posible esta ciudad ya inviable, ya invivible y ahora suicida.  
La televisión entrevista sujetos encapuchados y con bermudas pantorrilleras, y mujeres sin dentadura, que con faltas ortográficas hasta en el habla,  sostienen,  no entiendo,  que tanta demanda, que tanta queja, sin pensar que Lima los recibe para que ellos se adapten,  no para que nosotros cambiemos a sus usanzas que de nada sirven. 
Ya va tiempo de este juego del hago lo que me da la gana. 
Ya es hora de entender que el mundo no esta para cada tafetán personal.
Lo que nos hace una sociedad sostenible es el respeto a la ley y no andar justificando el salvajismo, el quilombo diario, y la violación de las ordenanzas, o lo injustificable como Alberto Olmedo en el sketch del empleado Perez, diciendo es que "eramos tan pobres".
La pobreza es, definitivamente,  un estado mental.