


Mas aún cuando nuestro presidente parece presa de un afan de afiebrada atención que lo hace actuar muy raro, intentando robar la ajena atención del muerto en pleno velorio. Por eso, sólo el puede cantar, con esa voz de tenor en decadencia, estas que te vas y te vas y no te has ido justo al lado del ataúd donde no podía descansar el rey del bolero.
Para el, esta modelo exácta para su peso y para que vea que el sobrepeso bien llevado, sin ambiciones, sin ser mascota de los cavernicolas tagarotes, pensando en cumplir la promesa eléctoral, también puede ser lindo.
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