jueves, 24 de noviembre de 2011

ABOGADO DEL DIABLO





Disculpa, ¿Podrías ser de verdad el Presidente?
por Hugo Del Portal 


¿Somos un país minero? 
Seguramente que lo hemos sido siempre y que algunos intereses quisieran que fuéramos la típica república, medio bananera, que tan sólo existe para mantener a sus hordas fácticas como proveedor de materias primas.
Pero el pueblo no votó por ti,  Ollanta Humala, para que le hagas éste terrible panqueque americano clásico -volteada en el aire, a la luz de los hechos- y resulte que ya no somos la nación agrícola que nos legaron los antepasados (más tuyos que míos) cuando en este territorio había andenes donde ahora sólo queda tierra muerta, socavones, contaminación, lagunas secas y ciudadanos empobrecidos en la miseria. 
Esa gente voto por ti, Ollanta Humala, porque cree que eres un hombre con los cojones bien puestos, el militar valiente y nacionalista, el que llega para reivindicar sus legítimas aspiraciones y a salvarlos de los fenicios insaciables que sólo viven para desangrar la nación. Eres el sinónimo de rescate que la gente espera. Eres el que les traerá justicia lógica. 
Y es que la sabia naturaleza en cualquier principio de supervivencia nos dice que es preferible el agua que el oro y que todavía es mucho más que imprescindible cuando se ha hecho un voto y una promesa, para no castigar al campesinado convirtiendo su hermoso campo en la desolación horrorosa que deja la extracción aurífera a su salvaje paso, donde se está destruyendo con insanía, todo el ecosistema. 
¿No ha dejado ya suficientes muertos Yanacocha con sus derrames de mercurio?
¿Qué beneficio real ha obtenido nuestra economía mientras extranjeros angurrientos y nacionales sigilosos se han llenado los bolsillos?
¿No debería estar expropiado el oro como resguardo para nuestra caja fiscal frente a la evidente crisis mundial que ya se ha tirado los presupuestos y las finanzas de medio planeta? 
¿No nos damos cuenta de la situación explosiva de esos lugares, protestando por su propia existencia?
¿Eres o no eres el Presidente del pueblo que depositó sus votos por ti mientras la caverna (a la que ahora te animas a respaldar) trataba de hacerte cadáver en varios pedazos apelando a todas las guerras sucias?
Es hora de reflexionar sobre nuestra verdadera esencia. Sobre nuestra extracción y conciencia de clase y escoger si deseas unirte con este, tu pueblo (que tiene la raza y la personalidad que demandan las circunstancias) para hacer por fin la gran patria peruana.
Los tagarotes, los empresarios del whisky y Miami, no sirven ni para un carajo. Sus medios de manipulación y sus domésticos políticos de planilla de poca monta, menos. Y generalmente no los asalta ni media idea, ya que son brutos
hasta límites inimaginables. El dinero los pone estúpidos. 
La historia no toma en cuenta las monedas, ni los dólares, ni las riquezas por infinitas que parezcan,  sino a aquellos seres dispuestos a transformar su medio, a cambiar la realidad, a los que cuentan con una luz propia que enceguece cuando está dispuesta a enfrentar cualquier adversidad que le imponga el más férreo poder o la hegemonía más extensa y duradera.
Todavía hay quienes te apoyamos (con lo difícil que se nos hace defenderte) porque en tus manos descansa la posibilidad de realizar el proyecto del pueblo. 
Disculpa, ¿ Podrías de verdad ser el Presidente?
Te estamos esperando. Cada minuto cuenta.