domingo, 31 de julio de 2011

ESQUELETOS EN EL ARMARIO



¿Cómo lo calificas, satisfactorio o insatisfactorio?
(En torno al discurso presidencial de 28 de julio)
Por Hugo Del Portal

A mí nunca me han parecido históricos o importantes los mensajes a la nación con los que nuestros gobernantes suelen torturarnos por Fiestas Patrias.
Recuerdo a Fernando Belaunde que en sus alocuciones casi no leía o leía muy poco. Y su permanente ida al mapa con la que lo caracterizaban quienes lo parodiaban.
Los de García –piezas antológicas que mezclaban sin asco, la estadística bambeada, la huachafería inherente al personajillo y la demagogia más barata- y me viene a la mente la primera perorata de su primer gobierno en el que dejaba sobre el podio, unos fólderes con supuestos proyectos de ley y en los cuales estoy seguro que sólo había hojas en blanco.
Fujimori tenía siempre una expresión de insípido delincuente y Toledo –periodo Pachacutec- engolosaba la voz para emocionar a su cazuela (que esperaba alguna chamba en la planilla del estado). 
Y por el que acaba de entregarnos Ollanta Humala sólo tendría que esperar a ver realizadas las propuestas y ofertas de campaña para que no se sume al sinfín de desilusiones con las que nos han condenado gobiernos que asustados, chantajeados y presionados terminan haciendo de coristas en los enjuagues de los grupos de poder económico.
¿Qué nos revela este discurso en realidad?
Presiones y enfrentamiento. Sacaditas de manteca. Pugnas. Intención de mantener el país en calma y la posibilidad de colocar tres o cuatro picas reformistas que nos permitan la tarea de construir el verdadero cambio en cuarenta o treinta años.
Este sería el inicio de una nueva idiosincrasia que construya la unidad nacional que logre la gran transformación, a las buenas o a las malas, porque si se cumple con la demanda mínima de este plan, habremos puesto la primera piedra de un nuevo país.
Y si no, el desborde social será inevitable, por más represión que ofrezcan para atemorizar a una masa bastante podrida por una eterna indiferencia estatal.
Rescato de la juramentación, la mención a la Constitución del 79 y la pataleta fingida de esas horrorosas mujeres que con los años han logrado maximizar su sinvergüencería al servicio de la banda que azotó el país en los freakys noventa.
Hay una intención de manipular, vía las vicepresidencias (domésticos de la caverna) tumbándose la Presidencia del Congreso con estos exabruptos que esperamos sean sancionados con las suspensiones respectivas para que las doñas se dediquen por unos meses a hacer lo que mejor hacen: lamerle las medias a su oriental patrón.
Así como sostenemos y apoyamos la gestión progresista en la Alcaldía de Lima contra los chantajes de unos corruptos que se mojan los calzones ante la posibilidad de ser auditados también apostaremos por sostener al nuevo gobierno nacionalista, cuyo origen real esta en la demanda popular, poniendo nuestra mejor voluntad para ser de lo más gatopardos y leer tras la apariencia de los actos lo que éstos en verdad podrían significar, porque creo (tengo la sospecha, intuyo) que la función acaba de empezar y que hay demasiada preocupación en los tagarotes como para tener la seguridad triunfalista que da la sartén por el mango. Ellos saben que el Comanche les podría tranquilamente dar vuelta en la primera pestañeada de excesiva confianza.
El tema de la aerolínea de bandera los tiene de vuelta y media. Es como si el hombre se levantara el saco para enseñarles el arma en su cartuchera.
Ojo: Los que aparecen como poderosos no lo son tanto. Los que verdaderamente mandan están tras bambalinas y no se muestran ni se exponen por colocarse un fajín y que los traten de vuecencia. A esos, hay que medirlos de cerca.
Creo que Cesar Hildebrandt exageró cuando dijo que Ollanta había pateado el tablero, el militar tiene más pinta de gustarle el fulbito que el deporte ciencia.
Esto es mata gente muchachos, pero eso sí, guárdenme el secreto.

Respuesta: Satisfactorio, siempre, como amanecer en los brazos de la mujer amada.