(NADA MAS FALSO QUE EL BESO DE UNA HETAIRA)
AHORA SI ESTAMOS TODOS LOS DÍAS DE MI PUTA VIDA
miércoles, 6 de febrero de 2013
LIBERTAD DE EPENSA
Quién mató al prestamista?
Si nos podemos a buscar cuales son los crímenes, de puros curiosos, cuales quedan normalmente sin resolver, son que incluyen como victima a un prestamista. Pero en este país este tipo de asesinatos mediáticos sólo lo ejercen quienes detectan el poder fáctico, grupos económicos que se juegan un billete entre los escarceos de tanto político venal y angurriento. La muerte anunciada de Aldo Mariategui, nos recuerda a la del periodista Porquero (ese que en la novela* de Max Silva) anda haciendo demasiados porqués, la conclusión es la resultante de la suma de chocar con dos poderosos después de haberles chupado las medias, cuando bebiendo desarmadores de ganso gris en ayunas y en pantuflas, luego que su mente peligrosa le confesara el sueño escondido de ser el mas joven y empeñoso de los lobistas. ¿Y lobista, por qué?..no tienes razón mi negra....como dice la salsa, pero la plata viene sola y esta boba y la chamba es hueva. Ningún político tiene ni siquiera el dibujo claro que le explique los mecanismos del poder, su concomitancia con el mundo y la sútil importancia de saber ser humilde ante su devaneo. Aldo ha muerto, le pegaban todos porque el era manilarga, le pegaban duro con un palo y duro también con una soga. Son testigos los dueños del Grupo Epensa, la soledad, la lluvia, los caminos. Por eso nadie lo llora, salvo Ortiz y en nombre de su obeso patrón (a quien también le ha caído su estate quieto gordo, mediante la revelación de su pujante juego inmobiliario) porque aunque el diga que se ha mudado cerca de la casa de su mami y haya pelotudos que lo defiendan o traten de vendernos esa idea, en un pésima incepción, lo cierto es que todos el mundo conoce el grosor de su cleptocracía y su amiguismo con los bienes del estado. Aldo desde niño quiso ser de derecha bruta y achorada, libertad de empresa enfundada en libelos, el era de tono facho, con tendencias skinhead y de estilo kukuxklan, pero nunca fue ni la mitad de listo de lo que el creía. Al ser lobista de Suez, se gano enemigos por todos lados, por eso nadie lo llora ni lo reclama y los envoltorios de pescado de Epensa siguen en el mismo tiraje puerco misio de años. Es obvio que un grupo de poder (tampoco les voy a hacer la chamba fácil, pero si averiguo quien regalo el Cristo del gordo vago y por qué Pepelin ya salió del prolapso y porque acaban de regresar -como yo aconsejamos en este blog- a Catrasca García a sus fantasmas, con la fiscalía de por medio, cuando hablan de "enriquecimientos ilicito" o genocidio. Y espérense y esta es una fija: ahorita salen cosas del mudo y de los que estén en su collera. Marco Turbio va salir tu closet sucio. Por mi parte es un gusto no tener que soportar a la María Tegui, y sus lobismo rastrero, por Suez Energy, que chocaba con los intereses del poder, no me gustaba su gacetillerismo de sicario de media caña, sus amaneramientos de analista macartista. QUE SE JODA! SIN PIEDAD! VAYA A LEER A SU ABUELO. Y esta tan solo es la primera escena de una zarzuela u opereta, que termina el 17 de marzo, con el triunfo del NO (o les cabe duda) por el que sigo apostando un chifa a los caballeros y una chifadita a las damas, lo demás es parte del folclor nacional que no tiene que ver con una mentada libertad de expresión que solo tienen los dueños de los medios, los poderosos y sus alcahuetes (como Aldo) hasta que les bajan el dedo y quedan con el poto al aire cerca al este del paraíso.
ULTIMA BALADA
-
El viejo pistolero,
suele cabalgar,
en un desierto,
que lo libra de testigos,
Han pasado muchas lunas
muchas ventiscas,
mucha sed,
y alguna que otra pel...
INQUISICIONES BRASILEÑAS
-
Cien minutos en la cárcel con Lula
"Estoy preso, pero no me quejo, me siento más libre que millones de
brasileños que no comen, no trabajan, no tienen viv...
PEQUEÑA HISTORIA DE GABRIELA.
-
Estudiaba literatura en la Facultad de Letras de la UNMSM y tenía una risa
ronca de tanto darle al pucho que le sobrevenía cuando leía unos poemas que
e...