lunes, 1 de octubre de 2007

ENTRE EL DESNUDO GRIEGO Y EL CHOLO CALATO






Lo pasean desnudo por robar ganado
Un presunto ladrón fue capturado por los comuneros del centro poblado de Guadalupito, en La Libertad, acusado del robo de una vaca y un toro. Tras capturarlo, lo desnudaron y le colocaron un letrero donde decía “ladrón”. Se trata de Santos Luciano Ninaquispe Laureano, a quien sindicaron como el que robó estos animales, valorizados en aproximadamente 2 400 nuevos soles y que vendió a una señora de dicho sector. En el bar, donde Santos Luciano acudió a beber licor, lo detuvieron y luego le hicieron confesar el robo, tras lo cual lo llevaron entre insultos y gritos, hasta la plaza, donde lo amarraron y golpearon. La población logró recuperar el ganado robado, que pertenece a Arcángel Enríquez Martel y Mónica Carranza. Además, señalaron que le exigirán que cumpla trabajos comunales en todas las rondas del valle, ya que según le comunicaron a los ronderos, será puesto en libertad en las siguientes horas.
En un paraíso donde la presencia del estado es cada vez más imperceptible es que tenemos a este Adán cholo, mitad abigeo mitad nudista que luego de tomar prestada una vaquita y un torito se fue a celebrar el golpe con unos cañazos. Conocido -seguramente- por no tener para pagarse los alipuces fue descubierto por los parroquianos de la cantina y obligado a confesar (previa gomeada) y luego a mostrarse con un letrero que decía que era ladrón de ganado. Estas notas pintorescas nos muestran cuan desconectados andamos como nación. Aquí la justicia se imparte en base al castigo comunal y a un par de combos bien puestos para quitarle lo maleado al ladroncete de turno. La cosa al final suele ser meridianamente justa. A lo mejor hay algún juez por ahí (y esta ocupado afanándose a la secretaria del juzgado), aunque los mismos comuneros prefieren que la autoridad este ausente porque su presencia se identifica con el abusivo que tiene el poder y lo controla con un par de policias y una carceleta pestilente. Este regreso a nuestro lado más simple no podrá cambiar en la medida que no hacemos nada por romper ese muro de miles de años de cultura y desarrollo que nos separan como ciudadadanos. Somos un páís fragmentado para el enriquecimiento de quienes usufructuan del mismo en su propio beneficio. Y las soluciones siempren han estado presentes en nuestros intermitentes entusiasmos, aquellos momentos en que sentimos internamente que bastaria sumar voluntades para cambiar las cosas. Desgraciadamente mas puede nuestra atávica falta de identidad y nuestros mezquinos y pequeños apetitos.

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