sábado, 7 de mayo de 2011

LEYENDO A CARLIN (un genio)

Que gringo sinverguenza. Que losser mas triste. Y no quiero hablar de esa cabeza clava parlante que es San Román, al que le acaba de renacer una parafilia nipona realmente nauseabunda. Lo sacaron a patadas, lo llenaron de gas, lo hicieron bosta y ahí está, como un perro de lo mas chuzco, a los pies de su antiguo amo. Porque a la gente de la pálida derecha peruana les gusta la plata, aunque en ella se vaya su dignidad, su conciencia o su alma (suponiendo que en algún momento las hayan tenido) a extremos tan delirantes que empiezan a creerse sus propios cuentos, y hacen que suba el dolar y baje la bolsa y viceversa, alucinándose los Gordon Gekko del medio cuando no estan cerca ni del jorobadito que me vende los huachos.
Suceptible como una primadonna, le había añadido un coqueto "de" a su apellido. Bastaron estas simples (y certeras) palabras -reseñadas del libro El Pez en el agua- para que este economista con nombre forzado de conquistador estallara -previo ensayo fuera de cámaras- como gorda callejonera para hijoputear a Mario Vario Vargas LLosa. Y es que todos sabemos que su ego solo es sobrepasado por su peripatética calvicie al extremo que actualmente se ha auto adjudicado la dación de variada legislación entre las que incluye el código Napoleónico y el derecho romano, que al capital manumite y al negocio mete mano. Donde lo vean zarandear esas caderas de obispo sedentario es que hay plata. Digamos que tiene un sexto sentido para saber que donde se estan repartiendo -casi obscenamente- bolsas con leche, aceite, azucar y arroz y que si hay para comprar tanto voto del hambre, es que en la trastienda (y sin máscaras de arrepentimiento) se está cocinando un gran remate, una pachanga privatizadora que nos va dejar escaldados. 
Hernando, previsor, le ha pedido a la Fujimori que le prologue el unguento anti-hemorroidal.  
Si tu quisieras cholo. Si fueras menos cabrón. Si dejaras de pensar en tu propio haber y te "pachacutearas" de verdad, podrías cambiar tu propio destino. Pero te dejas llevar por la maricocracia que maneja los hilos de esa pórtatil de ocasión que es tu partido. Te cubres y sin saber te destapas, porque ahorita cuando las papas queman y cuando marca la hora de los loros,  te pones exquisito (que nunca fuiste, ni serás) y eres incapaz de ajustarte el pantalón. Te recordabamos con simpatía. Te olvidaremos con indiferencia. 
Sin pena ni gloria pero forrados. Los mafiosos se juntaron para idear como hacen para mantener las concesiones, aquellas de donde sale esa plata sucia que le da vida a sus fundaciones y cuentas cifradas.  
El mundo es un pañuelito muchachos, nada es para siempre. El juicio de la historia ya esta dado. Culpables, obvio. 
Esperen nomás los procesos penales que los perseguirán toda su vida. ¡Y no va a ser!