Hace unos días, veíamos por la televisión una Feria del Libro en la Argentina. Una cola inmensa para el autógrafo se agolpaba cerca de la mesa de Guillermo " Guillote" Coppola, quien bromeba ante cámaras señalando que el vendía más libros que Harry Potter. ( O que Borges, Benedetti o Vargas Llosa)
No es novedad que veamos como la cultura se ha cabaretizado en el mundo, aquí en Lima, la casi analfabeta Magaly Medina ha colocado catorce mil textos en el mercado en unos cuantos días contándonos su experiencia carcelaria adornada por algún nativo Zavalita de dos por medio provocando que la cultísima Angie Jibaja amenaze con endilgarnos un texto sobre su propio caso entre rejas.
No olvidemos que el gordo Bressani ya largó a librerías un infame mamotreto que chismeaba sobre las noches de Las Suites de Barranco (lenocinio Vip) en donde la tatuada modelo aparece dibujada en actividades no muy santas. Todo esto nos demuestra que a la pandemia de la corrupción se le ha sumado el aniquilamiento inmisericorde de la cultura y el buen gusto y que como la ignorancia es atrevida cualquier sinverguenzona puede pagarle a un escribidor de cuarta para que convierta el delito o el pecado es una reflexión de estilo Coelliano.
Siempre les diremos desde este blog: "Que maten gente si desean, pero que déjen en paz a la Literatura". Ya saben los Bailys, Ortices, Medinas, Valcarceles, Jibajas, Vidales, Butters, Brocas y toda esa manga de crotos que por ocho mangos por libro vendido cometen estos atentados de lesa cultura. Joder.
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