miércoles, 15 de octubre de 2008

LA PEQUEÑA LUCIANA


Ayer he leído, primero con una fingida sorpresa, y después con cierto animo bastante jocoso que al parecer la genética ha hecho presa fácil de sus notorios encantos y que tras sus lindos ojitos (que regaron unas lágrimas de cocodrilo en pleno hemiciclo hace una semana atrás) se esconde el estigma del padre atrapado en su permanente voracidad de político roedor, de cabildero del billete.
No puede ser, además, que se haya asociado con la madrastra para un negocio de telefonía y termine –sin una razón lógica- en la comisión parlamentaria de transportes y comunicaciones que precisamente trata y decide sobre estos temas porque suena a convenenciero, a demasiado adecuado. Más aún cuando el líder le recorta los aranceles al bussines con el cuento de bajar los precios del mercado y termina produciendo sospechosas plusvalías para el amigo Slim.
Este blog no pretende enseñarle a nadie como matar sus pulgas (no somos los mas indicados para decirle a nadie qué hacer de su tiempo y de su vida) pero esta todavía muy joven y bonita y con todo un inmenso futuro por delante como para andar rondando entre los juegos del dinero que propone un papito tan bien dispuesto para la cutra y la coima.
Cuidado con la juvenil ratona que también podría convertirse una dama muy rata. Ya el mundo ha perdido mejores prospectos.
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