DE FROST/NIXON A PALACIOS/TOLEDO
(Y NOS FUIMOS AL JORACA)
por Joaquín Páez
Medio resfríado (en estos raros días del verano en donde pasamos del calor al frío sin percatarnos de las variaciones térmicas) ayer, viernes por la noche, deseché los compromisos y me enjaulé temprano.
Con algo de pitarería vigente, bastante prometedora como para entretener al ocio, me entornille frente al televisor. Encendí el aparato y en la pantalla LCD apareció la siempre elegante Rosa María Palacios (insisto, contrátenle urgente un vestuarista a esta señora que parece producirse como para tomarse un lonchecito en la casa de sus tías) se disponía a entrevistar al ex-presidente Toledo. Como el cholo es ahora un caserito auspicioso de este programa (y de este canal) no se podía esperar nada que cambie la historia o que al menos de para un tema de conversación en el cafecito matutino. De Alejo, gracias a Dios, no esperamos nunca, nada de nada.
Hasta ahí todo claro y hasta entendible que la Dra converse tan plácida y relajadamente que hasta parecía calzar las chancletas de Doña Florinda para descansar los pies. El sano y sagrado se disparaba a su antojo, siempre cazurro, negando sus obvias ambiciones presidenciales (desiste hermano, todos sabemos que te crees una fija) y en un momento que no sabemos si considerar una consecuencia de los excesos en el consumo del licor, Toledo engrosó la voz y se declaró agricultor.
Porque el sembró para que este gobierne coseche. No es broma, así lo dijo.
Y luego de contarnos que toda su vida ha trabajado (clara indirecta al conocido "vagaje" del Tobi García) desde el pujante lustrabotas hasta el minorista del tamaleo, pasando por el briche y la sandunga, dijo estar feliz en su nueva condición de INTELECTUAL. No es broma, así lo dijo. Porque el hombre alucina que por ser profesor (o catedrático, es la misma vaina) es un intelectual.
Deberían llegar las cartas de protesta de las agremiaciones, clubes, cofradías y asociaciones de los trabajadores de la neurona piteando por semejante agravio.
¿Y Rosa María?. Ella feliz, le tiene cariño al cholo (y mas aprecio le guardan sus jefes) y promoverlo, dejarlo hablar, permitirle "frivolizar" la entrevista pareciera resultarle conveniente. Claro que si el nacional de turno hubiera sido el Forrest Gump de Puno, Hernán Fuentes, le habría caído encima e hincado los dientes (como hizo en Radio Capital) hasta que entraron las llamadas del público que le exigieron un chepa para el presidente regional para que por lo menos lo dejara hablar porque en la medición de sus conveniencias: a unos les permite de todo y a otros se les condena sin darles, aunque sea, el universal derecho a la pataleta.
¿No es acáso Toledo un sujeto al cual se le tendría que hacer un par de preguntas claras y bien puestas sobre sus celebres mentiras o sobre su fábrica de firmas, o sobre el origen del financiamiento de esta, su reciente campaña electoral? ¿Tendrá algo que ver que el director de El Comercio haya sido su embajador en Francia?
Alguna vez -hace un tiempo atrás- establecimos que a ciertos periodistas (con la profundidad de un plato de sopa) se le chorreaban sus muy humanas debilidades y se le escapaban las preferencias que enmarcaban sus innegables pequeños intereses. Mas alla de los hechos, que revelaron que a la hora del negocito se puede hacer un loby bien bacán pegándola de fiscalizadora de los telefonemas ajenos, creemos que para evitarnos espectar la verguenza ajena habría que guardar cierta compostura, contar con una línea personal para interrogar o cuestionar que sea consecuente con nuestro pensamiento y que demuestre buen oficio o talento.
Por lo que vi ayer, puedo afirmar que desde que Frost le aplicó la doble nelson a Nixon hasta hacerle confesar, o el famoso disgresión no, digresión, que le tocó cobrar al Tobi García por encargo del chato Hildebrandt, los ex-presidentes se pasean impunemente por todos los medios con la anuencia de ciertos profesionales lambiscones que parecen -como los trompos del cuento- quiñados.
Creo en la indiscutible de libertad de poder tener preferencias o simpatías por los candidatos pero es una verdad axiomática que el destino no tiene favoritos y que el peor daño que le podemos hacer a un ahijado es confesarle al mundo entero que somos como sus mágicos padrinos (y/o madrinas) porque verán que cargamos con un cañoncito para regalar como el que le obsequiaron al Mariscal Castilla, pero hecho posiblemente de gas y de petroleo. La gente no es tan zonza para comprar semejante tongazo.
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