Gisela se luce como una abuela sensual
A pocos días de haber cumplido los 45 años, la ex reina del mediodía, Gisela Valcárcel, se mostró en todo su esplendor en la edición de su revista en la que demuestra que, a pesar del paso de los años, su belleza no ha menguado. O al menos eso quiere promocionar, que es la abuela más sensual de “Chollywood”. Por ello se atrevió a lucir un coqueto bikini para la ocasión.La también conductora de TV se animó a presentar en sociedad a su nieta, Doménica Garabán, cuyo nacimiento ayudó a unir más a su familia y reviviendo en ella el espíritu de madre, tanto que se ilusiona porque la pequeña ya comience a llamarla abuela. “Me encanta la idea de que mis nietos me digan abuela, todo el tiempo digo ‘Domémica, llegó la abuela’. Creo que soy una abuela más, como las de antes y como las de ahora”, comenta en la edición por los 14 años de su revista.Fue una triste decisiónPor otro lado, Gisela dio más detalles sobre su separación del ejecutivo de Frecuencia Latina, Javier Carmona, descartando que los motivos de su separación hayan sido por adulterio, sino por mutuo acuerdo por incompatibilidad de caracteres. “No hubo infidelidad en mi matrimonio. Cuando empezaron a salir esos chismes yo estaba de viaje. Él (Javier) no ha salido a confirmar ni a desmentirlos, no sé si salió con alguien”, indicó, afirmando desconocer si su ex pareja tiene nueva relación con la también conductora Tula Rodríguez. En otra parte de la publicación, Gisela comentó sobre los rumores de su tan esperado retorno a la pantalla chica, asegurando que le encantaría volver a hacer Aló Gisela. “Sé que los tiempos han cambiado”, declaró, señalando que en estos tiempos no sabe qué tipo de espacios televisivos le gustará a la gente.
Conductora de Esquadrón no se quedó callada y respondió críticas de Gisela
Tula responde a la Señito
Tula Rodríguez, sin proponérselo (o quizá sí) pisó el palito y entró en dimes y diretes con Gisela Valcárcel, quien la criticó por mantener, según se rumorea, un romance con su ex esposo Javier Carmona. Y es que la ex Reina del mediodía calificó como desesperada la forma de la conductora del magacín de Canal 2 para marketearse.“Llegaron a mis oídos esos comentarios (del romance de Tula y Javier Carmona), lo único que le puedo decir a Tula es que ese plato de comida ya lo conozco, pero si ella desea probarlo, allá ella. Es, como se dice, que ‘agua que no has de beber, déjala correr’, así que no me hago problemas...”, manifestó Gisela en una entrevista que concedió a Johanna San Miguel para el espacio de espectáculos de América Noticias.En otro extracto del diálogo, acotó que “ella (Tula) es la que más se ha insinuado sobre la relación, y nadie la calla, será su verdad. Pero la otra parte (Javier Carmona) se ha callado…”.Por su parte, Tula, que en su programa afirmó que iba a hablar del gran amor de su vida, al final aseguró que el único amor de su vida era su madre. Aseveró que “la única persona que me puede llamar la atención es mi mamá…”, en clara respuesta a lo expresado por Gisela.Al término del magacín que conduce, no quiso declarar a la prensa y se fue con su equipo de producción a un almuerzo a celebrar el “Día del amor y la amistad”.Vedettes de hoy y ayerDe otro lado, otro de los comentarios que causaron polémica fue cuando Gisela se refirió a que el desempeño de las vedettes de ahora es igual al de las de antaño, y que para ella las actuales chicas que trabajan en plumas y lentejuelas tienen el mismo nivel de las bailarinas de su época.“No entiendo por qué se empecinan en decir que las vedettes de antaño son mejores que las de hoy, para mí siempre el tiempo que vivimos hoy será el mejor. Y una Maribel Velarde está al mismo nivel que Analí Cabrera o Amparo Brambilla, no hay ninguna diferencia”, sentenció.
Como parte del lanzamiento de su nuevo programa por la antena fría (y poco confiable para los pagos)del canal de Genarillo, la señora Valcárcel apareció en cuanto medio le fue posible agenciarse. Y como siempre demostró que los viajes a la India y la visita al Sai Baba no sirven de mucho cuando uno es parte del folclórico grupo del espectáculo mediático nativo. En el programa 3G y en conjunto con la Dra Martha Hildebrandt (Reina Madre del autobombo, Dark Vader del linguismo exagerado y Hermana putativa del Morfeo parlamentario) se despacharon a su gusto con la complaciente colaboración de ese trío de buenagentes que son sus conductores, tanto así que llegué a pensar que las invitadas eran un premio Nobel y una ganadora del Oscar. Y ni siquiera alcanzaban el premio Copé, ni el viejo y fenecido Circe, pese a su denodado esfuerzo por hacerse las especiales y las ganadoras siendo un par de extrañas y patéticas criaturas. Era una extraña mezcla megalómana de Cantinflas y Cordero y Velarde. Realmente vomitivo este alábate coles de tías frustradas y bastante cínicon y sinverguenza para cualquier observación meridianamente objetiva.
Ahora han empezado a machacar por las redacciones de la sección boberías de los diarios, hablándonos -como en capítulos de una novela venezolana y chavista-
de la vacía vida de la ex-reina del mediodía en donde comentar cuan seguido fracasamos en nuestras relaciones personales sirve de excusa para las insorpotables reflexiones de Gise, su desafinada ironía y su competencia de mujercita despechada contra quien le calienta la cama a su ex-esposo. ¿Y todo por ir marketeando un proyecto televisivo condenado al fracaso?. Gisella Valcárcel ha sabido tener éxito y hacer dinero (como empresaria, como artista, como mujer) pero todo el oro del mundo no le alcanza para comprar unos gramitos de sana y necesaria conciencia. Hombres que la deseen con la fuerza animal de la pasión no deben faltarle, plata para el placer tiene -si desea puede adquirir un par de muchachitos y una chibola- pero la convicción de romper con todo el inframundo de su trabajosa genética descendente tendrá que ser enfrentado con menos bururú y mas amor, mas servicio, mas páz interior. Si tuviste la oportunidad de conocer a un iluminado como el Sai y tu vida no puedes elevar, creo Gise, Señito, que tu pecado va a valer el doble y no tendrás excusa para justificarlo. De por si ese racionalismo que te acompaña suele ser atávicamente fatal.
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