Fujimoristas presionan al gobierno por su líder
Los seguidores del ex dictador Alberto Fujimori se atrevieron a lanzar un ultimátum al Poder Judicial. Ayer Kenyi Fujimori, tras conversar con su procesado padre en la Diroes, armó un pequeño mitin en un local partidario, ubicado frente a la sede de juzgamiento, y exigió mejorar las condiciones carcelarias del ex dictador. Al son del “ritmo del Chino”, los fujimoristas amenazaron con tomar las calles si no se concede el arresto domiciliario a su líder. La amenaza comenzó a ser cumplida, ya que mientras Kenyi daba su discurso, un pequeño grupo de fujimoristas protestaba frente a la entrada principal de la Diroes, sin que la Policía lo dispersara. Presiones políticas Como parte de las presiones para conseguir mejores condiciones carcelarias para el ex dictador, Kenyi reveló que su hermana Sachi Marcela se reunió con una asistenta social del Inpe, a quien hizo llegar un pliego de reclamos. Sin embargo, la funcionaria negó el pedido. Ante el revés, Sachi comunicó la negativa a la congresista fujimorista Martha Moyano. Según el propio Kenyi, la referida parlamentaria se reunió con la ministra de Justicia, Rosario Fernández, y le comunicó el pedido de la familia Fujimori para conceder mayores beneficios al ex dictador. Ronald Gamarra, abogado de los deudos de las víctimas de las matanzas de Barrios Altos y La Cantuta, aseguró que el régimen carcelario aplicado a Fujimori es el que corresponde a una persona acusada de cometer delitos de lesa humanidad. “A Fujimori se le está respetando su condición de ex mandatario. Ya no puede pedir mayores favoritismos”, dijo el abogado, tras recordar que César Nakazaki, defensor de Fujimori, no formuló ningún cuestionamiento a las condiciones carcelarias antes de iniciarse el proceso. Prometió amnistía El periodista Gilberto Hume brindó ayer su testimonio en el juicio a Fujimori. Reveló que, según el ex jefe operativo del Grupo Colina, Santiago Martin Rivas, Vladimiro Montesinos y Alberto Fujimori se reunieron con él para ofrecerle beneficios penitenciarios y una amnistía para que se entregue a la justicia militar. Estos datos fueron proporcionados por Martin Rivas en una entrevista que sostuvo con Hume en mayo de 2001, la cual habría sido obtenida a través de la hermana de Carlos Pichilingue. Al final de la audiencia, como era previsible, Fujimori negó conocer a Martin Rivas, y mucho menos haberle hecho alguna oferta.
DATOS Alibio Uribe, magistrado colombiano, y Antonio Doñatez, veedor español, mostraron su preocupación porque el Canal 7 no transmite el juicio al ex dictador Fujimori. “Este proceso es de interés público, no sólo en Perú sino también a nivel mundial. Este problema es de responsabilidad del Estado”, dijeron.
Sincronizados como relojes suizos (y con un aroma a sashimi japonés) un pequeño grupo de borderlines capitaneados por Kenyi Fujimori (el menor de los hijos del sátrapa reconocido por su cariño a los perros) hizó su pequeño chongo en la puerta de la cárcel dorada en donde descansa comodamente nuestro viejo dictador -la DIROES- exigiendo más beneficios y gollerías para el ponja justo cuando se reclama que se le recorte los que ya tiene y de los cuales abusa (como dar discursitos al final de cada audiencia sentado en un escritorio de abogado y no en un banquillo de acusado como le correspondería) De seguro uno de esos cerebros privilegiados con lo que cuenta el fujimorismo ya se ha dado cuenta que lo pueden tratar como deberían y sugiere lancémosnos a pedir más para que se quede con lo que ya tiene. Jugada obvia. Llantos histéricos del Kenyi que se ha convertido en su imitador (tampoco, tampoco, se metan con mi api) y el rostro de la ultima papaya del cajón pretendiendo vendernos semejante teatrazo, (se echó a llorar en mis brazos desconsoladamente), decía Sarava que por respeto propio ya no debería participar en estas puestas en escena tan baratieris como patéticas y lástimosas. Una portatil ridícula con carteles del Papi, la gorda de la hija y el camarógrafo Kenyi que filmaba a su cocho en plena chachara con el Doc. Por eso no se debe consentir a los hijos en extremo, al final se vuelven unos cínicos chinguenguenchones. Y nos cagan.
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