jueves, 7 de agosto de 2008

DELITO DOBLEMENTE FATAL




Mujer pensó que tomaba su medicina, pero ingirió la cocaína líquida que su hija ocultaba para enviar a Italia…
Mató a su madre con una sobredosis de coca


Yaniré Julia Anda Reynaldo (18) jamás imaginó que ella misma causaría la muerte de su madre. Ahora, el peso de una doble culpa recae en su conciencia. María Reynaldo Rojas (40) falleció tras ingerir el letal contenido de un frasco de medicina, en el cual había cocaína líquida oculta por su propia hija para ser comercializada en Europa. Reynaldo Rojas había sido operada de cáncer al seno y además sufría del corazón, por lo cual solía ingerir medicinas para aliviar sus males. Nunca imaginó que lo que había tomado la noche del martes era en realidad cocaína líquida que su hija escondía en tres frascos de medicina natural. Según las primeras investigaciones, la joven pretendía sacar la droga a Italia para conseguir el dinero para tratar a su madre, pero aún no conseguía viajar debido a que no le alcanzaba el dinero para retornar. Tras beber el contenido del pomo, María Reynaldo sufrió una serie de convulsiones y un paro cardiorrespiratorio. Su hija sólo atinó a llevarla al hospital de Collique, donde los médicos certificaron su muerte. Posteriormente el certificado de necropsia determinó que la mujer había fallecido debido a una sobredosis de droga.

Defienden a la hija

De inmediato, los efectivos policiales de la Comisaría de Collique se apersonaron a su vivienda en el asentamiento humano El Carmen Bajo, donde eran velados los restos de la mujer, y procedieron a llevarse a la joven a la sede de la Dirandro para investigarla por el delito de tráfico ilícito de drogas además de la muerte de su progenitora. Los familiares de la occisa se mostraron indignados por la acusación contra su sobrina e indicaron que jamás tuvo vínculo alguno con narcotraficantes. Señalaron que los frascos con la supuesta medicina fueron enviados desde el exterior por un amigo de la muchacha. “Yaniré es inocente de las acusaciones, es ilógico que haya querido matar a su madre, si ella era la que la mantenía”, refirió un familiar.

Noticia que bien podría inspirar el argumento de alguna película que invite a una reflexión final. ¿Vale tanto el dinero para que nos transformemos en criminales y delincuentes?. ¿Puede cegarnos a extremos de hacernos matar a quien amamos?

¿En convertirnos en asesinos por negligencia?. Es obvio que el dinero nunca podrá comprar lo que es verdaderamente importante pero la humanidad, en su sueño eterno, le da un poder absoluto sobre sus vidas y entonces ocurren estas desgracias con una madre muerta y una jóven de tan solo 18 años en presidio por un homicidio casual provocado por el deseo angustiante y excluyente de lo material, para satisfacer nuestras pequeñas vidas y que es tan efímero que vive unicamente por la decisión de nuestros miedos. Una nota breve pero aleccionadora en un mundo esmerado en mantener sus propias absurdas dependencias.
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