viernes, 8 de agosto de 2008

LA FILOSOFÍA ENTRE EL JEFE Y EL LABURANTE IX





Empresa: Una mirada con el ojo izquierdo (9)

por Guillermo Giacosa (*)

París, 1895: Los hermanos Lumière anunciaron la presentación de una “foto en movimiento”, y no pocas personas acudieron a disfrutar de semejante prodigio. Los asistentes no imaginaban que iban a vivir un momento de terror que no podrían olvidar durante el resto de sus vidas. La foto en cuestión era la de una locomotora que arribaba a la estación, lanzando vapor y dirigiéndose en línea recta hacia la cámara que la estaba filmando. La reacción del público, en esta primera y breve sesión de cine, fue totalmente inesperada. Los asistentes al milagro pegaron un grito de horror y se lanzaron bajo los asientos para no ser atropellados. Como no había antecedentes y muchos ni siquiera imaginaban que algo así podría existir, el cerebro –y esto es lo que queremos señalar– registró como “real” lo que estaba aconteciendo en la pequeña pantalla de tela que tenía delante de sí. No pudo distinguir entre la realidad y la ilusión. Un crítico cinematográfico apunta, según Goleman, que “la impresión dominante de que esto es real es una parte fundamental del poder primitivo de esta forma de arte”. Otros estudios sugieren que las imágenes juegan con los espectadores como si se tratara de un “titiritero neurológico”. En otras palabras, y atención señores empresarios, pues esto les concierne, “el cerebro parece hacer poca distinción inicial entre las realidades virtuales y las reales”. ¿Por qué les concierne? Porque, en estos tiempos de inestabilidad laboral, por citar solo un ejemplo, las 'bolas’ que se corren sobre reducción de personal pueden ser solo una realidad virtual o futura, pero en la mente de quien está concernido por el mensaje actúa como si el hecho ya estuviera ocurriendo. Y el estado de pánico que genera, por más que no sea perceptible para quienes han endurecido su piel en largos años de trabajo dirigiendo gente, es dramáticamente nocivo para la salud individual de los trabajadores y de sus familias, para el clima colectivo de trabajo y, lógicamente, repercute en el rendimiento laboral. No deben olvidar nunca que las emociones son más contagiosas que los resfríos o la gripe. Y que un clima emocional tóxico –el miedo crea un clima de esta naturaleza– afecta enormemente la efectividad del trabajador. Y no es sancionando o amenazando como se resuelve el problema sino, por el contrario, como se le agrava. En ciencias sociales se afirma: “Una cosa es real si es real en sus consecuencias”. Y el cerebro, dice Daniel Goleman (autor de La inteligencia social), “reacciona a una situación imaginaria de la misma manera que reacciona a una situación real”. La imaginaria tiene las mismas consecuencias biológicas que la real. Por lo tanto, es obvio suponer que las conductas que genera el miedo basado en una realidad virtual producirá los mismos efectos que si esa fuera la realidad concreta y derivará en una serie de problemas que afectarán la productividad y generarán cortocircuitos en la comunicación en el interior de la empresa.

(*) Aparecido en su columna del diario Perú21.

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