Confusión de confusiones,
todo es confusión
por Guillermo Giacosa (*)
La BBC de Londres hizo una interesante entrevista a Ingrid Betancourt. La ex rehén de las FARC se manifestó con claridad sobre varios temas y uno de ellos, por concernir directamente al Perú, me parece importante reproducir. No sé si algún medio local lo habrá hecho ya pero, en todo caso, en esta ocasión particular, lo que sobra no daña.La pregunta formulada por el periodista de la BBC fue la siguiente: “¿Le parece que Colombia está aislada en la región?”. Y la respuesta de Ingrid Betancourt, que seguramente puede tener muchas lecturas, fue textualmente la siguiente: “Yo pienso que Colombia está aislada en la región. Es así. Tiene, de pronto, a Alan García en el Perú pero, definitivamente, sí. Pero, bueno, son puentes que se tienen que tender y los demás países de la región tienen que entender que esa es la opción que ha escogido Colombia. Hay veces que Colombia va en contravía de los demás países de América Latina porque la situación de Colombia es diferente a la de todos los demás. El único país que todavía tiene guerrilla es Colombia y por eso es que estamos en la extrema derecha.Quienes han hecho elegir a Uribe son las FARC. Si no hubiera FARC, no habría Uribe. Los colombianos votan por Uribe porque están hasta la coronilla de las FARC”.Luego le preguntaron cómo se definía ideológicamente en la actualidad. Su respuesta fue: “Yo siempre seré de izquierda. Pero no una izquierda tontarrona ni ingenua. Es decir, yo creo que uno tiene que estar donde la gente sufre, donde uno puede hacer la diferencia. A mí me parece, por ejemplo, que las FARC no son de izquierda. Me parece que son la extrema derecha de alguna izquierda de otro tiempo prehistórico. Pero de izquierda no son”.Pensaba, mientras leía estas afirmaciones, que muy lejos de allí, en la Argentina, sectores del Partido Comunista Revolucionario y otros grupos de izquierda se unían a la Sociedad Rural, que no solo ha representado y representa, sin ocultamientos, a la extrema derecha de ese país sino que ha apoyado explícitamente, con comunicados en los diarios incluidos, las acciones genocidas de la Junta Militar que devastó Argentina a partir de 1976. Escuchar desde la misma tribuna las proclamas de multimillonarios propietarios de tierras más grandes que algunos países junto a otros que dicen apoyar las reformas de Evo Morales y verlos sonreírse mutuamente era como asistir a una nueva escena del teatro del absurdo en que se ha convertido el mundo en que vivimos. Entiendo que se trata de una lucha por el poder en la que, por lo visto, todo vale. Sea aliarse con el narcotráfico, como en Colombia, o aliándose con la expresión social más clasista y retrógrada, como en Argentina. En realidad, ser de izquierda por ahora es, como dice Ingrid, “estar don-de la gente sufre”, procurar una distribución del ingreso menos infame y, además, superar el individualismo feroz en el que nos ha sumergido el consumismo. Resta saber cómo hacerlo en una sociedad profundamente alienada por medios de comunicación al servicio del orden establecido.
(*) Aparecido en su columna del diario Perú21.
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