Ingrid: emoción primero,
política después
por Guillermo Giacosa (*)
Las emociones primero, siempre ocurre así porque así suele trabajar nuestro cerebro. Era imposible no alegrarse por la liberación de Ingrid Betancourt y algunos de sus compañeros de cautiverio. El análisis más frío, que no siempre es objetivo, viene después y nos permite ver aristas que la emoción suele ocultar.
La decisión política del presidente Uribe me hizo pensar en aquellos jugadores acorralados que doblan la apuesta cuando otros hubiesen elegido huir. La operación, impecable desde el punto de vista de la inteligencia militar, pudo haber terminado en una masacre y ello, para un Uribe que enfrenta graves problemas constitucionales debido a una irregularidad en su reelección, hubiese sido, si no letal, un factor de debilitamiento político con la consiguiente pérdida del apoyo y la confianza ciudadana.
Felizmente para él, la operación fue un éxito y figurará, sin duda, como un modelo para citar en el futuro. Si no hubiese sido por el riesgo que corrieron todos, parecería una operación de márketing destinada a identificar a los más remisos con un producto (Uribe) al que a muchos les cuesta digerir. Hasta la agencia de noticias Nueva Colombia -Anncol-, afín a las FARC, emitió un comunicado tras el rescate de 15 secuestrados donde reconocen que la operación del Ejército logró arrebatarles a los 'prisioneros'. "Pensamos en Anncol -las FARC no han emitido ningún comunicado oficial- que es necesario llamar a las partes a no echar en saco roto una oportunidad histórica. A unos que no se cierren a la eventualidad de cambios que tarde o temprano tendrán que producirse -que sabemos es su mayor anhelo y en la eventualidad que el 'otro' así lo quiera-, y a los otros a no imposibilitar cambios en la vida nacional que nos lleven a una salida política al conflicto social y armado interno que sufrimos los colombianos". Y agrega: "Sin dudas, Ingrid y otros once prisioneros están fuera de los campamentos de las FARC. Sus familiares con justa alegría celebran el retorno de sus seres queridos". Pero agrega lo que podría adelantar la reacción de las FARC: "El intercambio enmarcado en un conflicto social y armado se ensombrece". otro lado, me conmovió el temple que tiene y transmite Ingrid Betancourt. Su agradecimiento a los actores de su rescate obedece a una lógica que solo la ceguera política no permite aceptar. Su mención a los presidentes Chávez y Correa es una invitación a la paz en la región y su falta de rencor y su bendición hacia los miembros de las FARC una expresión de calidad y compasión humanas que es, exactamente, el déficit fundamental del mundo moderno, donde los enfrentamientos parecen jugarse a todo o nada y donde todo opositor, armado o no, es visto como un enemigo que hay que destruir. Álvaro Uribe, frío y dispuesto a todo, se ha revelado como un implacable piloto para las tormentas de la guerra. No siempre esos pilotos son útiles en tiempos de paz. ¿Será Ingrid Betancourt la adalid de los nuevos tiempos que todos deseamos para Colombia?
(*) Aparecido en su columna del diario Perú21
---------------------------------------------
No hay comentarios:
Publicar un comentario