sábado, 26 de julio de 2008

A PASADO OLVIDADO, FUTURO NEGADO






El pasado diferente


por César Lévano (*)


El Presidente Alan García ha citado en una entrevista la frase “sólo Dios y los imbéciles no cambian”. Federico More había acotado al respecto: “Ignoro lo que pensará Dios de esta frase, pero sé que a los imbéciles les encanta”.García modificó la frase, la atribuyó a Unamuno y la citó así: “sólo Dios y las bestias no cambian”. En realidad, Unamuno, gran lector de Voltaire y sus Cartas filosóficas, sabía que las bestias sí cambian, puesto que tienen sentimientos.Lo que ocurre es que García emplea el aforismo para justificar su abierta renuncia a los principios, la historia y la lucha del Apra inicial, la de Manuel Arévalo y los mártires de Chan Chan, la de Por la emancipación de América Latina y El antiimperialismo y el Apra. La de los años de combate de su señor padre.La de Alan no es adaptación, sino claudicación. Tampoco implica reformismo, porque éste puede ser plataforma transitoria para un impulso revolucionario. Lo que García ha hecho es convertir al Apra en un partido reaccionario, servidor de la oligarquía criolla y del imperialismo estadounidense. Ya la gente se dio cuenta, todo el mundo lo comenta. Así, la encuesta del Grupo y Opinión Pública de la Universidad de Lima (realizada entre el 19 y 20 de julio) indica que el 64.4% de los consultados en Lima y Callao considera que el régimen alanista gobierna para la clase alta. Sólo 18% cree que favorece a la clase media y apenas 3.2% lo ve como favorable a la clase baja.Por eso, incluso para limeños y chalacos, el Gobierno de Alan resulta, en la comezón del segundo año, en vísperas del 28 de Julio, un fracaso. El sondeo de la Universidad de Lima formuló una pregunta incisiva: “Si tuviera que ponerle nota a la gestión del Presidente Alan García en estos dos años, ¿cuánto le pondría, de cero a veinte?”.El resultado coloca al régimen al tercio inferior: 40% le pone nota entre cero y diez. Es decir: ¡jalado!Un adicional 21.5% le asigna entre 11 y 12. O sea, lo pasa con las justas. Además, un 14.5% le estamparía nota entre 13 y 14.Sumando esos tres porcentajes condenatorios, obtenemos un total de 86%. García ha vuelto a recomendar el optimismo. Él, por lo pronto, es optimista impenitente: no cree en las encuestas.No quiere reconocer que la mayoría del país, sobre todo en provincias, lo condena. Por eso mismo puede formular, en la entrevista antes mencionada, este juicio: “Yo no confundo la protesta de grupos marginales, que en todas las sociedades gustan de la violencia, de la agitación y del desorden. Es la tendencia de una minoría”.Si son tan poca cosa, si son tan minoría, tan marginales los descontentos, ¿por qué, doctor García, dicta usted Decretos Legislativos para movilizar, armas en mano, con orden de fuego, no sólo a la policía, sino también a las Fuerzas Armadas?


(*) Aparecido en la columna del Director del diario la Primera.

Ante el evidente desmorone nacional que sufre nuestro Tobi local (el tercer años es el que termina de irse al carajo con todo) no le queda la menor duada a nadie de que este gordo gobierna para los tagarotes fachos de la ultra y neoconservadora derecha nativa. Y bien por el, porque ha firmado con sangre y por algún beneficio personal su inexorable final.

En cuanto a las nuevas funciones entregadas al Ejercito y a las Fuerzas Armadas cuya función es la guerra, osea matar, darles el papel de guachimanes de los intereses de los ricachos en contra del pueblo, es mas que nada un insulto a su profesionalismo que no tendría porque hacer las funciones de la policía ni enfrentarse a los ciudadanos con los que tendrían la obligación de formar un unido binomio.

Hay que agregarle la nueva chamba de perseguir "ombliguistas" (termino mariconete para definir a un lote tan deseable como el de Leysi Honey Suarez) que ha tomado entre sus manos (manchadas de azul viagra) el chinchoso de Anterito.

Las encuestas le son adversas. Rascandose la panza dice que no cree en ellas. No pretende mejorar su gobierno, para el, todo anda de maravilla. Somos Olimpiadas. Definitivamente, en algo estamos de acuerdo, en que los imbeciles no cambian.

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