domingo, 27 de julio de 2008

PRESA ENTRE LAS CORTINAS DE HUMO







Leysi Town
por Jorge Bruce (*)

Quienes tengan hijos chicos o nietos reconocerán el programa infantil al que alude el título de esta nota: Lazy Town (Pueblo Perezoso). Pero todos los demás, sin necesidad de estar familiarizados con el hiperactivo Sportacus, la dulce Stephanie o el villano Robbie Rotten, habrán evocado la imagen de nuestra Lady Godiva –que no Bardales– a horcajadas en su corcel, teniendo como montura los sagrados pliegues de la blanquirroja. A lo que el cazurro, dicharachero y picarón ministro de Defensa ha respondido con una denuncia, agravada por unas declaraciones infamantes en CPN radio: “¿Puede considerarse que no es una ofensa utilizar la bandera nacional para tapar un caballo y sentarse en ella para que, un poco más, la bandera peruana sea calzón o Tampax?” Tomemos a la letra el discurso del ministro: la frase “un poco más”, en ese contexto, significaría que la bandera nacional ya es una prenda íntima femenina o un tampón menstrual. Lo que aflora no es el inconsciente de la bailarina, del fotógrafo o de la producción de la revista D’Farándula, sino el del portador del fajín. No contento con hacer el ridículo y ofender a las mujeres, pone en evidencia esa identificación compulsiva que suele apoderarse de los ministros que ocupan ese mismo cargo. Concedámosle a don Ántero el beneficio de la duda y pensemos que él no es, en la vida civil, tan machista, grosero y burdo. Ocurre que quien asume esa responsabilidad de inmediato se siente, como dijo Sánchez-Cerro en un célebre lapsus, “el miembro viril del Ejército peruano” (en vez de miembro del viril Ejército peruano). Y ya que estamos en el ámbito de las connotaciones fálicas, reparemos en cómo la representación de la bandera en contacto con la entrepierna de una bailarina causa escándalo, mientras que, por el otro lado, (por así decirlo) se nos exige colgarla de la punta de un asta para conmemorar las Fiestas Patrias, so pena de multa.¿En qué quedamos? La bandera tiene que ser obligatoriamente exhibida en el extremo de una figura erecta, pero está prohibido hacerlo en la íntima protección –para mantener la elegante metáfora ministerial– de una figura tibia y blanda. Quizás esto nos permita entender mejor la expresión Ministerio de Defensa. ¿Defensa de qué? De la representación homoerótica (homo significa “igual”) del estandarte. Sí señores, la envergadura de la bandera solo puede flamear lanza en ristre. Todo esto podría parecer insignificante y sospechosamente utilizado por el Gobierno para llamar la atención del toro, mediante un trapo rojo y blanco. Mientras tanto, la conducción del Congreso se decide en la Diroes, adonde han acudido tanto los dirigentes fujimoristas como el ministro del Interior, a fin de consultar con un acusado de crímenes gravísimos de corrupción y asesinato, acerca de la nueva Mesa Directiva del Parlamento: ese es el nivel en el que discurre la representatividad política del país, cuyo honor dice defender AFA. No sabemos si es una maniobra de distracción o el socio de Fujimori nos ha dejado paranoicos con su compulsiva manipulación de la opinión, mediante sus obsesivos operativos psicosociales. Pero esto no es insignificante. La cultura es un ingrediente esencial en la vida de una colectividad. La modernidad no es tan solo cuestión de dinero y tecnología. Las mentalidades no solo deciden los destinos del capital. El subdesarrollo mental debe ser combatido en todas sus facetas. Tal como lo demuestra el caso Putis o la barbarie senderista, las ideologías retrógradas no solo frenan la inversión: atacan el tejido social.

(*) Aparecido en su columna del diario Perú21

Inteligente análisis de Jorge Bruce. La actitud -ridículamente manipuladora- del Garfield del Ministerio de Indefensión ha hecho que muchos -temerosos de las represalias judiciales- tiren al tacho sus boxer blanquirojos y sus hilos dentales escarapelados. En un país, en donde los primeros que se zurran en la patria son los que -por esas casualidades del destino- andan con un fajín ajustado en la enorme barriga de sus desenfados, nos parece delirante (tanto que ya somos como los Simpson latinoamericanos) este tipo de sicosociales de practicante a Montesinos.
A propósito hay otras damas que han infringido la ley, alcanzamos una foto de la Sra. Mariella Zanetti (humm) montevenuseando la sagrada bicolor. A la cana, por deseablemente herética.¡ La sagrada bandera no es mimosa, ni tampax ! (PLOP).
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