domingo, 27 de julio de 2008

UN CONGRESO QUE "TENÍANOS" QUE CAMBIAR








Nos “habíanos” amado tanto

por César Hildebrandt (*)

Javier Velázquez es un malhechor del idioma. Dice “teníanos” y “habíanos”, “comprendíanos” y “asistíanos”. Ayer dio un discurso digno de su gramática de búfalo errante y del Congreso que representa. Al final de su estropeada lectura dijo que, al ser elegido presidente de esa ayudantía del Ejecutivo, “sentía que estaba recibiendo una difícil encomienda”. ¡Y pensar que Andrés Townsend Ezcurra también venía de tierras chiclayanas!Velázquez Quesquén es doctor en varias cosas, como hacen los ignorantes que aspiran al poder. Su hoja de vida nada en maestrías y especialidades y su oficina será, al final, un paredón de diplomas y reconocimientos de las universidades apristas donde “ejerce” la cátedra de “derecho constitucional”. Pero no ha sido por ser ignaro lector de una enciclopedia Zoopena imaginaria que el señor Velázquez Quesquén ha sido elegido presidente del Congreso. Lo ha sido gracias a la diestra bancada fujimorista, al cajón de sastre upepista (ocho de esa agrupación encumbrada por Ollanta Humala votaron por el Apra) y a la señora Fabiola Morales, explicable embajadora del jefe de la banda del SAT, o sea Castañeda Lossio.La secta de un vasto traidor (es decir, el fujimorismo), el traidor Álvaro Gutiérrez, que ya no sabe quién es de tanta deriva, y la neoaprista solidaria Fabiola Morales, que quiso ser la primera de todos y terminó siendo la tercera de nadie, han sumado dobleces, han hecho sinergia de hipocresías y masa crítica de ordinariez parlamentaria y han convertido todo ese cambalache en victoria aplastante.Pero la suma del cainismo no desemboca en Jesucristo. Vara, más bien, a Velázquez Quesquén, el flamante muymuy de la marea.El renovado pacto del Apra y el fujimorismo redundará en presiones que pueden llegar a lo abyecto para liberar, lo más pronto que se pueda y usando todas las armas que estén a mano, a Alberto Fujimori. Servirá también esa compinchería para terminar de ablandar el sistema anticorrupción, que de eso se trata todo: de volver a la época en que podías robar como Drake, exiliarte como si fueras Napoleón, vivir como Luis XV, mentir como Alva Castro, pactar como Ramiro Prialé y regresar como Alan García para tu segunda orgía fiscal. ¿Digo volver? Ya estamos en esto. “La Razón” festeja y tiene por qué. No hay cómo negar que el triunfo de ayer es el del fujimorismo en acción y el de la corrupción blindada y futura que prevalecerá. Que un grupo de topos de la UPP (a los que se volverá a encargar “las comisiones de control político”) y que otro salido de las zanjas de Solidaridad Nacional hayan tenido un papel aritméticamente importante en el bochorno de ayer, resulta, sin embargo, poca cosa frente al rol de co-protagonista del fujimorista Alejandro Aguinaga, que hará todo lo posible desde su primera vicepresidencia para que el Congreso actual se parezca a aquel donde gritaba Martha Chávez, corregía Martha Hildebrandt, vomitaba Chirinos Soto, susurraba Tudela y mandaba Montesinos.La boda del Apra y el fujimorismo, denunciada hace dos años desde esta columna, ha tenido ayer una nueva luna de miel. Dos organizaciones perseguidas por el hedor plantean el canje de sus respectivas amnesias. Todo “en aras” –por supuesto- de “la gobernabilidad”.Si alguien dudaba de que la sordidez iba a tener más parlamento en esta comedia de Ricky Tosso, que se retracte. Si con la señora Cabanillas el Congreso fue anuente y con el señor González Posada fue concurrente, con Velázquez Quesquén faltarán guaipe y franela para el simonizado diario del siempre brillante doctor García.La democracia tenía una buena oportunidad para demostrar que no era la rabona señalada por muchos. Con lo de ayer, el formalismo democrático ha quedado evidenciado en toda su malicia y la rabona ya no sigue a un soldado sino que alivia a un regimiento.Que la oposición pague su cuota de castigo es también importante. Buena parte de esta inmundicia viene de esa UPP que el señor Humala inventó consultando no sé qué páginas amarillas y acatando a no sé qué lúmpenes. Y por el lado de Unidad Nacional, supongo que la señora Lourdes Flores ya habrá decidido tomar distancia de esa enfermedad de transmisión sensual que se llama Solidaridad Nacional. Y Vitocho, el amable y estimado Vitocho, ¿querrá hacer otra vez el papel de cojudo hiperbólico que hizo ayer? Ojalá que no. Quienes lo queremos para bien esperamos que no.Al Apra y al fujimorismo amancebados no los van a sacar del poder con recetas de la abuelita ni con suspiros limeños. La oposición requiere renovarse y fijar metas eligiendo, al mismo tiempo, un nuevo elenco y otras vocerías. Lo que ayer se ha soldado es la alianza de la derecha que tiene muertos en el armario, cuentas por entregar y suciedades por hacer. No será con gente blandengue que el Perú se libre de esta vigorosa infección.Y en relación a Jorge del Castillo, qué sapo más enorme y crudo el que tuvo que tragarse ayer. Y lo hizo con estoicismo aprista. Eso de hacer del esófago un tubo galvanizado, una tubería matriz, un oleoducto siberiano, un gasoducto de Camisea es, al final de cuentas, la prueba de fuego de todos los discípulos de Haya de la Torre.

(*) Aparecido en su columna del diario La Primera. Lo de ayer no es mas que la confirmación que si hay algo que nunca muere no es el Apra precisamente, sino la descarada sinverguencería de los mafiosos de cuarta que calientan curules y laboran denodadamente para hacer que el parlamento siga siendo la cueva de Alí Baba.
La Historia ya los juzgó. No duden que la sentencia, tarde o temprano, llegará.

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