martes, 22 de julio de 2008

MAL PRECEDENTE: URIBE Y SUS MALEADAS




¿El fin justifica los medios?


por Guillermo Giacosa (*)

Realmente la declaración de Álvaro Uribe aduciendo que “por nerviosismo” un oficial del Ejército usó los emblemas del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) en el operativo de rescate de rehenes que estaban en manos de las FARC es poco creíble. Si llevaban insignias de la Cruz Roja era, evidentemente, para usarlas. “Lamentamos que esto haya ocurrido. El ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, y los altos mandos se reunieron esta mañana con el representante del CICR para darle explicaciones y presentarle disculpas”, dijo Uribe. Según el mandatario, cuando el helicóptero comenzó las maniobras de aterrizaje, el oficial vio muchos guerrilleros y, por el nerviosismo, se puso sobre su chaleco una tela con los emblemas del CICR.“Ha dicho que, cuando el helicóptero se aprestaba a aterrizar, él vio tal cantidad de guerrilleros que se puso en una situación de mucho nerviosismo, que temió por su vida y que sacó el pedazo de tela con los símbolos del Comité Internacional de la Cruz Roja que llevaba en su bolsillo y lo puso sobre su chaleco”, explicó. ¿Quién que no tenga intenciones de utilizarlas, me pregunto, anda con insignias de la Cruz Roja en el bolsillo?Es preciso señalar que el uso indebido del logo del organismo humanitario es considerado, por la Convención de Ginebra, como un crimen de guerra. No obstante ello y que la ley colombiana lo penaliza, Uribe adelantó que el oficial no será castigado y salió al paso asegurando que él asumía toda la responsabilidad por lo sucedido. ¿Qué significa asumir la responsabilidad? Para Álvaro Uribe, en la cima de su popularidad, prácticamente nada. ¿Qué significa utilizar los símbolos de la Cruz Roja? Además de un crimen de guerra, un evidente descrédito para operaciones futuras. Si no hay una entidad en la cual confiar, los ya deshumanizados conflictos que vivimos se volverán aún más atroces. Hay ciertas convenciones destinadas a salvaguardar lo poco que queda de lo que consideramos nuestra humanidad y transgredirlas puede constituir un éxito a corto plazo, como ocurrió con el rescate de los rehenes, pero un desastre para el futuro. La emoción del momento y los réditos que esa emoción genera no reparan en el daño, solo ven el relumbrón del éxito. Resulta por tanto imposible introducir la reflexión en espíritus exaltados por más justa que sea la razón de dicha exaltación. El zurrarse reiteradamente en la Convención de Ginebra, como lo ha hecho el gobierno de los Estados Unidos en sus últimas “hazañas” bélicas, parece que ha inspirado a su principal aliado en esta parte del continente y ese hecho, que puede extenderse como ejemplo, destruirá logros penosamente construidos por lo más sensato –o lo poco sensato– que aún tiene la naturaleza humana.No se trata de restar méritos a la operación de rescate. Todos celebramos la liberación de los rehenes. Se trata de entender que sin un orden jurídico internacional acatado por todas las naciones, la paz será un bien cada día más frágil.


(*) Aparecido en su columna del diario Perú21.


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