"Un mundo de dolor"
por Guillermo Giacosa (*)
En el suplemento económico internacional que trae El Co-mercio, llamado The Wall Street Journal Americas, hay un interesante artículo titulado Los nubarrones de la economía derrumban las bolsas mundiales. Pocas se escapan. La nota escrita por especialistas de tres sitios neurálgicos, como EE.UU., Londres y Hong Kong, resulta preocupante por las cifras que exhibe y curiosa por las expresiones que utiliza. Veamos: las caídas de los índices bursátiles en el primer semestre de este año: EE.UU. -14.8, Francia -21, Alemania -20.4, Corea del Sur -11.7; Japón -11.9, China -48, India -33.6, Australia -17.7, Hong Kong -20.5, Nueva Zelanda -21. Son pocos los países cuyas bolsas han crecido: Brasil +1.8, Rusia +0.6, Canadá +4.6. Lo curioso es que el cuadro está acompañado de un título que dice "Un mundo de dolor" y un dibujo del globo terráqueo que se agarra la cabeza. Pienso que, quizá, quiera reflejar un mundo que da dolores de cabeza a los inversionistas y, en ese caso, expresa la realidad. Visto desde una óptica más amplia, si utilizamos los términos "un mundo de dolor" por las bajas bursátiles, qué términos deberíamos emplear para calificar el calentamiento global, las hambrunas, la indiferencia frente a la muerte por enfermedades que hoy son curables, la desocupación, la subocupación, la guerra en Irak y Afganistán, etc. No pocos de esos males no dependen de las bolsas sino, más bien, contribuyen a determinar su comportamiento. Ellos son el origen de un dolor que las bolsas reflejan y que los ciudadanos sienten en sus estómagos y en sus psiquis. Sin embargo, hay dolores, como los bajos sueldos, por ejemplo, que las bolsas no solo no reflejan hacia abajo sino, por el contrario, festejan hacia arriba. Mano de obra barata es igual a menos costos y, por tanto, a mejores rendimientos para los accionistas que no saben de qué se trata pero igualmente cobran mientras, quizá, se lamentan por lo injusto que es este mundo.
Es obvio que los resultados bursátiles tienen un efecto psicológico sobre los inversionistas que, muchas veces, se nutren más de emociones (el miedo es una emoción) que de realidades y que las cifras influyen en las conductas futuras de dichos inversionistas. También es obvio, y esto no lo dice la nota de los tres especialistas, que no faltan ni alimentos, ni energía sino que sobra especulación. En la última cumbre del Mercosur que acaba de concluir, Cristina Kirchner y Lula coincidieron en señalar que la especulación surgida en los últimos tiempos, especialmente a través de los mercados a futuro que fijan precios para los próximos años, ha sido determinante de esta alza del precio de los alimentos. En cuanto a la energía es correcto subrayar que, según los expertos, no hay razones vinculadas a la producción que justifiquen los precios delirantes del petróleo.
Me pregunto: ¿No será que estamos haciendo algo mal? ¿No hay algo equivocado y perverso en este sistema que crea riqueza que no se distribuye mientras destruye el planeta y va rebotando de crisis en crisis sin que lleguemos jamás al final del túnel?
En el suplemento económico internacional que trae El Co-mercio, llamado The Wall Street Journal Americas, hay un interesante artículo titulado Los nubarrones de la economía derrumban las bolsas mundiales. Pocas se escapan. La nota escrita por especialistas de tres sitios neurálgicos, como EE.UU., Londres y Hong Kong, resulta preocupante por las cifras que exhibe y curiosa por las expresiones que utiliza. Veamos: las caídas de los índices bursátiles en el primer semestre de este año: EE.UU. -14.8, Francia -21, Alemania -20.4, Corea del Sur -11.7; Japón -11.9, China -48, India -33.6, Australia -17.7, Hong Kong -20.5, Nueva Zelanda -21. Son pocos los países cuyas bolsas han crecido: Brasil +1.8, Rusia +0.6, Canadá +4.6. Lo curioso es que el cuadro está acompañado de un título que dice "Un mundo de dolor" y un dibujo del globo terráqueo que se agarra la cabeza. Pienso que, quizá, quiera reflejar un mundo que da dolores de cabeza a los inversionistas y, en ese caso, expresa la realidad. Visto desde una óptica más amplia, si utilizamos los términos "un mundo de dolor" por las bajas bursátiles, qué términos deberíamos emplear para calificar el calentamiento global, las hambrunas, la indiferencia frente a la muerte por enfermedades que hoy son curables, la desocupación, la subocupación, la guerra en Irak y Afganistán, etc. No pocos de esos males no dependen de las bolsas sino, más bien, contribuyen a determinar su comportamiento. Ellos son el origen de un dolor que las bolsas reflejan y que los ciudadanos sienten en sus estómagos y en sus psiquis. Sin embargo, hay dolores, como los bajos sueldos, por ejemplo, que las bolsas no solo no reflejan hacia abajo sino, por el contrario, festejan hacia arriba. Mano de obra barata es igual a menos costos y, por tanto, a mejores rendimientos para los accionistas que no saben de qué se trata pero igualmente cobran mientras, quizá, se lamentan por lo injusto que es este mundo.
Es obvio que los resultados bursátiles tienen un efecto psicológico sobre los inversionistas que, muchas veces, se nutren más de emociones (el miedo es una emoción) que de realidades y que las cifras influyen en las conductas futuras de dichos inversionistas. También es obvio, y esto no lo dice la nota de los tres especialistas, que no faltan ni alimentos, ni energía sino que sobra especulación. En la última cumbre del Mercosur que acaba de concluir, Cristina Kirchner y Lula coincidieron en señalar que la especulación surgida en los últimos tiempos, especialmente a través de los mercados a futuro que fijan precios para los próximos años, ha sido determinante de esta alza del precio de los alimentos. En cuanto a la energía es correcto subrayar que, según los expertos, no hay razones vinculadas a la producción que justifiquen los precios delirantes del petróleo.
Me pregunto: ¿No será que estamos haciendo algo mal? ¿No hay algo equivocado y perverso en este sistema que crea riqueza que no se distribuye mientras destruye el planeta y va rebotando de crisis en crisis sin que lleguemos jamás al final del túnel?
(*) Aparecido en su columna del diario Perú21
Siempre hempos sostenido en este blog que la bolsa de valores en el Perú es una tremenda burbujaza. Nuestro especialista en temas económicos el Dr Peter Garca afirma que se mueve por cuatro pelotudos que se alucinan Michael Douglas en la película " Wall Street" y por varios especuladores que se levantan verdaderas fortunas jugándola en las mesas de cambio. Ojo con esta información porque nos esta advirtiendo lo que se viene (como la ola que hacemos en el estadio) para que después el gordo soberbio que tenemos de mandatario no le termine echando la culpa a la crisis mundial por no aplicar el correctivo necesario a tiempo y volver a dejar pasar el no muy visto tren de la historia, porque siempre es como en la canción de Fito Páez, una cuchillada del amor.
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