Más sobre el sucio negocio de la guerra
por Guillermo Giacosa (*)
El jueves comentábamos el libro de Dario Azzellini, que afirmaba que la guerra no era para “instalar otro modelo económico sino que ella era el modelo económico”. Si hubiera dudas, creo que sería útil echar una mirada a las promesas del candidato demócrata Barak Obama, teóricamente menos belicista que el republicano John McCainn. Obama, luego de criticar a George W. Bush por atacar Irak sabiendo que no tuvo que ver con los atentados del 11 de setiembre, afirmó que “la mayor amenaza para la seguridad está en las zonas tribales de Pakistán, donde se adiestran los terroristas y desde donde los insurgentes atacan dentro de Afganistán”. “No podemos tolerar un santuario terrorista y, como presidente, no lo toleraré. Necesitamos una relación más fuerte y continua con Afganistán, Pakistán y la OTAN para asegurar las fronteras, eliminar los campos de terroristas y tomar medidas enérgicas contra los insurgentes entre los países fronterizos. En la región de la frontera afgana necesitamos más tropas, más helicópteros, más satélites, más aviones teledirigidos Predator. Y debemos dejar claro ahora que si Pakistán no puede o no quiere actuar, nosotros eliminaremos los objetivos terroristas de alto nivel como Bin Laden, si los tenemos al alcance”. Dijo, sin decirlo, nos zurraremos en el gobierno pakistaní y haremos lo que consideremos conveniente por la “seguridad nacional”. Tampoco cuestiona cuál es la causa que determina el surgimiento de los movimientos terroristas. ¿No sería más lógico actuar sobre las causas que sobre las consecuencias? El mensaje es claro: la guerra infinita contra un enemigo etéreo que denominan terrorismo será el justificativo para continuar en las regiones proveedoras de energía y la manera ideal para seguir engordando las grandes corporaciones que fabrican armas y las empresas que ofrecen ejércitos privados. No dijo ni una sola palabra sobre cómo ha crecido en Afganistán la resistencia a la ocupación dirigida por Estados Unidos a causa del aumento de muertes de civiles, como se vio en el ataque aéreo estadounidense del 6 de julio, que mató a 47 personas que celebraban una boda, la mayoría de ellos mujeres y niños. Tanto la detención arbitraria y las frecuentes torturas a las personas capturadas por las unidades estadounidenses y por las tropas títeres afganas, así como la enorme corrupción del régimen del presidente Hamid Karzai respaldado por Estados Unidos han generado también la ira de los habitantes de ese país. Tampoco mencionó que hace un par de semanas, a causa de la masacre citada, habitantes de los pueblos vecinos atacaron una base estadounidense y dieron muerte a 9 soldados, ni recordó que la producción de opio que prácticamente había desaparecido con los talibanes, ha alcanzado en la actualidad una de sus etapas de mayor esplendor productivo. Quisiera equivocarme, pero estamos frente a un sistema carente de límites morales.
El jueves comentábamos el libro de Dario Azzellini, que afirmaba que la guerra no era para “instalar otro modelo económico sino que ella era el modelo económico”. Si hubiera dudas, creo que sería útil echar una mirada a las promesas del candidato demócrata Barak Obama, teóricamente menos belicista que el republicano John McCainn. Obama, luego de criticar a George W. Bush por atacar Irak sabiendo que no tuvo que ver con los atentados del 11 de setiembre, afirmó que “la mayor amenaza para la seguridad está en las zonas tribales de Pakistán, donde se adiestran los terroristas y desde donde los insurgentes atacan dentro de Afganistán”. “No podemos tolerar un santuario terrorista y, como presidente, no lo toleraré. Necesitamos una relación más fuerte y continua con Afganistán, Pakistán y la OTAN para asegurar las fronteras, eliminar los campos de terroristas y tomar medidas enérgicas contra los insurgentes entre los países fronterizos. En la región de la frontera afgana necesitamos más tropas, más helicópteros, más satélites, más aviones teledirigidos Predator. Y debemos dejar claro ahora que si Pakistán no puede o no quiere actuar, nosotros eliminaremos los objetivos terroristas de alto nivel como Bin Laden, si los tenemos al alcance”. Dijo, sin decirlo, nos zurraremos en el gobierno pakistaní y haremos lo que consideremos conveniente por la “seguridad nacional”. Tampoco cuestiona cuál es la causa que determina el surgimiento de los movimientos terroristas. ¿No sería más lógico actuar sobre las causas que sobre las consecuencias? El mensaje es claro: la guerra infinita contra un enemigo etéreo que denominan terrorismo será el justificativo para continuar en las regiones proveedoras de energía y la manera ideal para seguir engordando las grandes corporaciones que fabrican armas y las empresas que ofrecen ejércitos privados. No dijo ni una sola palabra sobre cómo ha crecido en Afganistán la resistencia a la ocupación dirigida por Estados Unidos a causa del aumento de muertes de civiles, como se vio en el ataque aéreo estadounidense del 6 de julio, que mató a 47 personas que celebraban una boda, la mayoría de ellos mujeres y niños. Tanto la detención arbitraria y las frecuentes torturas a las personas capturadas por las unidades estadounidenses y por las tropas títeres afganas, así como la enorme corrupción del régimen del presidente Hamid Karzai respaldado por Estados Unidos han generado también la ira de los habitantes de ese país. Tampoco mencionó que hace un par de semanas, a causa de la masacre citada, habitantes de los pueblos vecinos atacaron una base estadounidense y dieron muerte a 9 soldados, ni recordó que la producción de opio que prácticamente había desaparecido con los talibanes, ha alcanzado en la actualidad una de sus etapas de mayor esplendor productivo. Quisiera equivocarme, pero estamos frente a un sistema carente de límites morales.
(*) Aparecido en su columna del diario Perú21. Especialmente dedicado a quienes creen que el problema sobre quien maneje, en el futuro, los destinos de Estados Unidos y su relación con el mundo entero, tiene algo que ver con el color modesto de las antiguas minorías excluídas. Esto es una cuestión de mentalidad imperialista y de poder económico, la cual Obama suscribe, patrioticamente, por lo visto.
----------------------------------------------
No hay comentarios:
Publicar un comentario