martes, 11 de diciembre de 2007

ENTRE LO PEOR Y LO PEOR












El fujimorismo y la selección peruana de fútbol por Martin Tanaka (*)
Esta semana, la opinión pública nacional está impactada por dos acontecimientos: el inicio de los juicios al ex presidente Fujimori y la revelación de la magnitud de la indisciplina y de la complicidad de muchos respecto de las faltas de los jugadores de nuestra selección peruana de fútbol. Algunos piensan que el segundo tema podría funcionar como un distractor respecto de la importancia del primero; por el contrario, yo veo ambos temas estrechamente relacionados. En realidad, estamos hablando de lo mismo.
La semana pasada, el arquero Diego Penny y el delantero Reimond Manco, entre otros, declararon que les parecía que el problema de la indisciplina había sido magnificado, ya que "si hubiéramos ganado ante Ecuador, nadie estaría hablando de esto".
Probablemente tienen razón en esto último, pero de ello no se deduce que está bien mantener la complicidad con la indisciplina a cambio de algunos mediocres empates y uno que otro triunfo excepcional. Por el contrario, lo que las revelaciones de Jaime Bayly demuestran es que los pésimos resultados de nuestro fútbol son consecuencia de muchos años en los que no se ha respetado a la autoridad ni las reglas, y más bien hubo tolerancia y complicidad con las 'travesuras' de nuestros jugadores.
El sentido común que expresan estos deportistas es el mismo que inspiró al fujimorismo y a sus seguidores. El fujimorismo legitimó la falta de respeto a la Constitución, a las normas, a las instituciones, a cambio de algunos resultados que en el corto plazo parecían muy grandes, pero que con los años vemos que no lo eran: la derrota del terrorismo, por ejemplo, no fue resultado de la acción de Fujimori y de Montesinos, sino de un trabajo policial iniciado durante el gobierno de García; y las reformas económicas se vieron perjudicadas, no favorecidas, por el golpe de Estado de 1992 y por el intento de re-reelección. Sin embargo, mientras las cosas parecían funcionar, no se hacía mucho escándalo por estas tropelías, evaluadas por algunos como necesarias. Con la perspectiva que da el tiempo, podemos ahora entender que los males que limitan nuestro desarrollo hoy son consecuencia precisamente de la destrucción de las instituciones, del debilitamiento del Estado, de la entronización de un sentido común según el cual era lícito 'meter la yuca' a los 'caídos del palto', lo que pulverizó nuestro capital social.
Los juicios a Fujimori empezaron ayer y, próximamente, la Comisión de Justicia de la Federación Peruana de Fútbol considerará qué medidas y sanciones tendrá que tomar. En ambos casos, está en juego el sancionar con tibieza y mantener la complicidad implícita con prácticas que nos han llevado al foso en el que estamos; o asumimos que hemos tenido que caer a lo más bajo para poder atrevernos a hacer cambios profundos de una buena vez.
(*) De su columna aparecida en el diario Perú21. Muy bien escrita.

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