Quince muertos por disturbios tras asesinato de Bhutto en Pakistán
Miles de seguidores de la líder opositora se lanzaron a las calles y atacaron decenas de vehículos y edificios gubernamentales. La mayoría de manifestaciones se produjeron en Sin, bastión político de la ex candidata presidencial.
Disturbios a nivel nacional causaron en las primeras horas de este viernes en Pakistán la muerte de al menos 15 personas, tras el asesinato de la líder opositora Benazir Bhutto.
Turbas exacerbadas atacaron decenas de vehículos y edificios gubernamentales, saqueando bancos y comercios a la vez que se enfrentaron a la policía.
Al menos 15 personas fueron muertas en el marco de la violencia que se desató luego de que Bhutto fuera asesinada al término de un mitin electoral en Riwalpindi, en el norte del país, cuando un hombre le disparó y luego se voló por los aires matando además a al menos 20 personas, según fuentes médicas y del gobierno.
La mayoría de los disturbios se centró en la provincia sureña de Sind, el bastión político de la que fuera jefa de gobierno en dos ocasiones.
Miles de seguidores consternados se lanzaron a las calles de Karachi, la capital provincial de Sindh, bloquearon rutas mediante la quema de neumáticos y atacaron con piedras a la policía antidisturbios. A unos 100 vehículos se les prendió fuego, según estaciones televisivas con sede en Pakistán. "La ciudad entera está en llamas", dijo el residente local Khuda Baksh.
Además de los 15 muertos, tres personas resultaron lesionadas en los disturbios en tres distritos de Karachi, donde al regresar de su exilio hace dos meses, Bhutto había sobrevivido a un atentado suicida que dejó más de 140 muertos.
Todas las rutas terrestres que conectan a la ciudad con el resto del país fueron bloqueadas luego de que funcionarios de Ferrocarriles de Pakistán suspendieran el servicio.
Las turbas habían saqueado varias estaciones ferroviarias y prendieron fuego a un tren, y antes bloquearon las rutas que conducen a la ciudad.
En varias ciudades manifestantes que entonaban cánticos antigubernamentales saquearon decenas de oficinas de la gobernante Liga Musulmana de Pakistán-Quaid, que respalda al presidente Pervez Musharraf.
Tropas paramilitares patrullaban en el distrito de Sukkur, donde prendieron fuego a más de 500 vehículos y motocicletas. Seis personas murieron durante los disturbios en el cercano distrito de Kherpur y otras cuatro fallecieron en otras partes de la provincia.
Musharraf apeló a la calma en un breve discurso a la nación cuatro horas después del asesinato de Bhutto. "Apelo a la nación a permanecer en paz y demostrar paciencia y tolerancia", dijo, pero varias ciudades seguían bajo control de los manifestantes.
Terrible violencia la que azota al hermano país de Pakistán. La muerte anunciada de Benazir Bhutto (extraño personaje que regresó del exilio cargando acusaciones de corrupción y perdonada por el actual gobierno) luego de varios atentados pareciera ser la chispa que encendará la pradera en este mar de equivocaciones. Por desgracia la figura de Pervez Musharraf poco puede ayudar a la paz y a la tolerancia que ha invocado en su último discurso. Pakistán se enfrenta a sus demonios más duros: la separatividad extrema del fanatismo y la total indefensión de sus habitantes ante sus propios temores. Invoquemos por la conciencia necesaria que reuna a los pakistaníes en torno al futuro que se juegan.
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