sábado, 1 de marzo de 2008

¡AGUANTE CUSCO CARAJO!





Cusco, cumbre alternativa por César Lévano (*)
Tras escuchar al patán, perdón, quise decir al señor ministro Ántero Flores Aráoz: “¡que se queden con su Machu Picchu!”, vi claro que existen acá dos países. Uno es el de los que creen que la sierra es una región olvidable y hasta prescindible, poblada por cholos ignorantes y rebeldes.El otro mundo es el de la mayoría peruana.El primer segmento, cada vez más estrecho, no siente la emoción Perú, aunque llegue a congresista visitado por las coimas o a ministro de Defensa.Es la clase de los nuevos ricos, cargada de títulos e ignorancia. ¡Qué lejos están de la aristocracia criolla que se estremecía con la realidad andina! Hablo de Ventura García Calderón, que reveló en deslumbrante prosa artística cómo un joven de su clase, en una Lima de espaldas al Ande, al comenzar el siglo XX, descubrió el dolor y la quena de las alturas.José de la Riva Agüero, limeño y marqués para más señas, llegó al Cusco en 1912. En su libro de entonación clásica Paisajes peruanos aparecen la enormidad de la geografía y el drama de la historia; pero el indio no asoma. Sin embargo, por un momento lo estremeció el paisaje humano, y escribió: “El Cusco es el corazón y el símbolo del Perú. ¿Consistirá acaso la esencia de nuestra ciudad representativa en la tiránica pesadumbre, la tragedia horrenda y el irremediable abatimiento?”.Dicho sea de paso, Riva Agüero fustigó a “la turba abogadil, cómplice de la ignorante clase dirigente, que fue incapaz de construir una nación.”Nuestros gobernantes de hoy, que se inflaman la garganta con la frase “justicia social”, son incapaces de tocar esa fibra. Prefieren las balas y el insulto. Cuando Flores Aráoz pide a los cusqueños que se queden con “su” Machu Picchu olvida que éste es joya de escala universal. Millones de extranjeros admiran ese monumento erigido por titanes del esfuerzo y la estética. Pablo Neruda, chileno; Martín Adán y Alberto Hidalgo, peruanos; y Gonzalo Humberto Mata, ecuatoriano, han cantado esa maravilla.Cusco, señor ministro, es, en efecto, “el corazón y el símbolo del Perú”. Por eso usted y sus colegas ministros debieran anular su veto contra Cusco como subsede de la APEC. No pueden privar a los invitados de esa imagen profunda del Perú.Para eso, deberán dialogar con las autoridades de Cusco y con las organizaciones representativas del pueblo cusqueño, y atender sus reclamos justos.Si esto no es posible, si se siguen enfrentando a esa región sustantiva, propongo que quienes preparan la Cumbre Alternativa elijan a Cusco como sede. Muchos líderes extranjeros podrán entonces recordar lo que Neruda escribió en “Algo sobre mi poesía y mi vida”: “Pensé muchas cosas a partir de mi visita al Cusco. Pensé en el antiguo hombre americano. Vi sus antiguas luchas enlazadas con las luchas actuales.”


(*) Aparecido en la columna del Director del diario La Primera

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