Pecados capitalistas capitales por César Lévano (*)
El obispo Gianfranco Girotti ha señalado que existen nuevos pecados capitales, que súmanse a la gula, la lujuria, la avaricia, la pereza, la ira (ojo, Del Castillo), la envidia y la soberbia (no se trata del caso personal de Alan García).La lista de los pecados “clásicos” se refiere a conductas individuales. La gula puede redondear el vientre de algunos políticos (y lo miras), pero en todo caso es fruto de una conducta costosa y a lo mejor de una elección estética. Un folclorista huanca me dijo una vez: “de muchacho, mi mayor ambición era ser gordo y panzón”. Mi gran amigo había arribado a ese apetito espiritual debido a que en aquella época veía que los amos de la Feria de Huancayo tenían una figura curvilínea, ventralmente hablando. Graso error.El elenco de los nuevos pecados incluye vicios sociales, más que individuales. Monseñor Girotti precisa que la antigua lista “no alcanza para abarcar los tiempos modernos”. La nómina flamante incluye las siguientes afrentas contra el Creador: la contaminación del medioambiente, la manipulación genética, los experimentos científicos dudosos con seres humanos, la acumulación excesiva de riqueza, el consumo y tráfico de drogas, la generación de pobreza, la injusticia y la desigualdad social.Girotti, el prelado de las resonantes declaraciones, es el número dos en la jerarquía del Vaticano, por lo cual se estima que refleja la opinión actual del papa Benedicto XVI.Hecho capital es que los nuevos pecados capitales describen manifestaciones del sistema capitalista. Los vicios que se condenan son los del gran capital y de los regímenes capitalistas o de los que, no siéndolo, consienten y aun estimulan las maldades estigmatizadas. Muchos grandes empresarios y politicastros venales deben de haberse sentido aludidos por la enumeración vaticanense. Los señores del dinero y el poder, y los plumíferos a su servicio habrán sufrido los retortijones de un pecado antiguo, la ira. Hay quienes dudan de que la nueva reprobación surta efectos en la sociedad. A los supermillonarios no les va a temblar el pulso. La remozada relación de pecados capitales coincide, en lo esencial, con reclamos y denuncias de las fuerzas progresistas del mundo.La diferencia puede estar en los medios para combatir los pecados. Al final de cuentas, la movilización social, las luchas populares, son lo más eficaz para enfrentar la acumulación excesiva de riqueza, la contaminación ambiental, la injusticia, la desigualdad.
Posdata. Muchos lectores nos expresan su extrañeza por la ausencia de César Hildebrandt en nuestras páginas. Ella se debe a razones profesionales, que respetamos. Esperamos que pronto reinstale aquí su muy leída columna, lujo de la prosa y signo del pluralismo y la independencia de este diario.
(*) Aparecido en la columna del Director del diario La Primera
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