La suma patológica por César Lévano (*)
El presidente Alan García no sabe de números, pero los inventa. La prueba más recia la ha dado su tercera entrega sobre el perro del hortelano. El martes último, dos días después de su texto, se ha publicado en El Peruano una separata gubernamental que desmiente todas y cada una de sus cifras.Comprobación asombrosa: en un año, en los 12 meses del 2007, el gobierno gastó, según García, más que en sus 18 meses de ejercicio.Pruebas al canto: El texto publicado en El Comercio afirma que el programa Juntos gastó 497 millones de soles en el 2007. Pero en el folleto de El Peruano titulado Lo que hemos hecho en 18 meses se informa que en año y medio se han gastado 319 millones.¿Cómo hace el régimen para gastar en un año más que en año y medio?En Pronaa (Programa Nacional de Alimentos), se lee en El Comercio, se gastaron en el 2007 595 millones de soles para distribuir alimentos a 1’222,600 familias con un total de 6’113,000 beneficiados. Pero El Peruano nos desconsuela: dice que el Pronaa atiende sólo a 569,652 peruanos.El Primer Mandatario debería consagrarse a estudiar matemática. Hasta un profesor del tercio inferior podría enseñarle algo al respecto.Un análisis más detenido de los datos oficiales –los del texto en El Comercio y los de El Peruano– nos indica que, en general, el régimen confiesa, con números imaginarios o reales, que dedica muy poco dinero para aliviar la pobreza.El embuste me trae a la memoria este pasaje de Ojos bonitos, cuadros feos, la obra teatral de Mario Vargas Llosa:“Rubén. O sea que odias escribir esos artículos en El Comercio. “Eduardo. No, no me disgusta. Me deprime saber que no sirven para nada.” Para mentir y escribir artículos hay que tener mucho cuidado. Las falsedades atentan contra la credibilidad de un gobernante, que ya la tiene bastante baja.La esencia del texto dominical de García es el contrabando ideológico reaccionario y antinacional; su fibra es autoritaria y represiva. La egolatría de García no tolera a los críticos. Por eso les reprocha “pobreza intelectual”, él, que se ha olvidado de la aritmética escolar. El mandón ex aprista no entiende el mundo de hoy, por eso lo reduce todo a inversiones y a crecimiento –que no es sinónimo de desarrollo–.Alguien debiera recordarle esta idea de Amartya Sen, el Premio Nobel de Economía en 1998 que estableció el índice sintético del desarrollo humano reconocido por la ONU: “El crecimiento no basta. Hay que interesarse más en el desarrollo humano y social, en las libertades, en la articulación entre desarrollo y democracia”.
(*) Aparecido en la columna del Director del diario La Primera
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