lunes, 3 de marzo de 2008

INCONCIENCIA DISCIPLINADA



Heridas profundas por Jorge Bruce (*)

Voy a referirme a tres heridas profundas, infligidas esta semana a la inteligencia de los peruanos. He tomado esta metáfora sangrienta del astuto defensor del ex presidente Fujimori.
1. Cuando César Nakazaki comenta las declaraciones de Martin Rivas en el juicio, diciendo que se ha causado una "herida profunda" a las confesiones grabadas por Umberto Jara, todo indica que el letrado, tan cuidadoso en cuestiones estratégicas, no advierte que su inconsciente lo ha puesto en evidencia. Podría haberse limitado a decir que las declaraciones judiciales desvirtúan las extrajudiciales. Pero no. Dijo "herida profunda". Supongo que a ningún lector se le escapará la igualmente profunda vinculación de esta imagen con el accionar del grupo Colina, un escuadrón de tortura y aniquilamiento de enemigos del régimen fujimorista, cuya misión era la de causar "heridas profundas", de preferencia letales. Está claro que el inconsciente carece de valor probatorio -además es el del abogado y no el del acusado o el testigo- pero no hay que desperdiciar la oportunidad de mostrar las grietas de la mentira y la manipulación.
2. Asimismo, cuando el ministro de Defensa -¿por qué él y no el de Interior?- sale a anunciar que se ha excluido al Cusco como sede de APEC, diciendo que los cusqueños "pueden quedarse con su Machu Picchu", el mensaje implícito enviado a la Nación en su conjunto, es desintegrador y despectivo. Probablemente la decisión de recurrir a Flores-Aráoz como portavoz no fue suya, sino de las más altas -y calculadoras- instancias. Es obvia la intención de no exponer más al desprestigiado Alva Castro (no vaya a ser que algún ciudadano decida que está en flagrante delito de falsedad genérica o algo así, y lo detenga). Pero al lanzar al titular de Defensa a "poner en su sitio" a los habitantes de la capital del Tahuantinsuyo, prácticamente se les está tratando como a extranjeros; de los indeseables, se entiende. Por su lado, el ministro, acaso llevado por el afán de hacer méritos con miras a la zanahoria del premierato o algo más en 2011, se fue agresivamente de boca. Una vez más, el inconsciente hizo de las suyas. De este modo, asomó la "herida profunda" que existe entre las regiones y el Gobierno Central, más allá de fobias revocatorias o cualquier incapacidad de las autoridades cusqueñas para representar y canalizar el malestar de una parte de su región. Por lo demás, es la primera vez que se castiga a una población peruana por pasividad u omisión, tal como declaró el ministro, muy satisfecho en su rol de padre severo. ¿Qué decir entonces del apoyo a Fujimori? ¿Habría que excluir de la cumbre a los peruanos que lo siguen aprobando, a pesar de toda la evidencia criminal que el juicio va -esta es de mi inconsciente- desenterrando?
3. Por último, la herida profunda abierta por la ministra de Justicia, con la ley de arresto ciudadano. ¿Qué hago, doctora, si me topo con un delincuente robándome? ¿Le leo sus derechos? ¿Le informo que está arrestado? Si se resiste a mi acto en nombre de la ley, ¿lo reduzco con una llave gracias a mi entrenamiento especializado para casos como ese? ¿Lo conduzco a la comisaría más cercana para seguir departiendo acerca de la flagrancia? ¿La llamo a su celular para consultar cualquier duda al respecto?
Ya sea cinismo, menosprecio o autoritarismo, tarde o temprano el inconsciente se manifiesta y abre, como dice Vallejo, surcos en el lomo más fuerte. Basta con escucharlo.



(*) Aparecido en su columna del diario Perú21

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