¿Sabe usted cuánto son tres billones de dólares? por Guillermo Giacosa (*)
Canal N difundió, el jueves pasado, un espléndido documental de la Deutsche Welle, sobre los heridos estadounidenses en la guerra de Irak. No se vieron los casos más dramáticos, hombres sin extremidades o desfigurados, sino aquellos que podrían, eventualmente, recuperarse para volver al campo de batalla. El número de heridos es ya de 25,000 y el número de personas con estrés postraumático, que comporta alteraciones severas no solo para el paciente sino también para sus familias, asciende a 52,000. La cantidad de soldados muertos, sin contar a los mercenarios de empresas privadas que, para felicidad de Bush, no se contabilizan como pérdidas del ejército de los EE.UU., asciende, hasta hoy, a 3,997. Los gastos del conflicto, según revela el premio Nobel Joseph Stiglitz en un libro del que es coautor, estarían en tres billones de dólares para la superpotencia y otros tres billones para el resto del mundo. En ese tema, como en todos los otros, Bush y su pandilla mintieron descaradamente. Dice Stiglitz: "Bush no solo engañó al mundo respecto de los posibles costos de la guerra sino que, también, quiso ocultarlos a medida que se desarrollaba el conflicto". Y sigue más adelante: "La administración Bush afirmó que la guerra costaría 50,000 millones de dólares y, hoy, EE.UU. gasta en Irak precisamente esa suma cada tres meses. Para poner la cifra en contexto: por un sexto del costo de la guerra, EE.UU. podría encarrilar y estabilizar su sistema de seguridad social por más de medio siglo, sin recortar beneficios ni buscar contribuciones". Evidentemente, las prioridades del actual gobierno de EE.UU. están en las antípodas, pues, en lugar de cuidar a sus ciudadanos, los embarca en una guerra que trae muerte, incapacidad y crisis económica. Sin hablar del millón de muertos iraquíes (650,000 eran en junio 2007) y los dos millones de desplazados.
El escándalo de las muertes inútiles y gratuitas de jóvenes estadounidenses y de iraquíes de todas las edades, en su inmensa mayoría población civil, se hace más deleznable cuando comprobamos, gracias a Stiglitz, que "La guerra tuvo solo dos ganadores: las compañías petroleras y los contratistas para defensa. El precio de la acción de Halliburton, la antigua compañía del vicepresidente Dick Cheney, se fue a las nubes. La mitad de los doctores iraquíes fueron asesinados o abandonaron el país, el desempleo no baja de 25% y, a cinco años de iniciada la guerra, Bagdad aún tiene menos de ocho horas de electricidad por día. además del mayor costo de esta guerra manejada con tanta ineptitud lo paga el propio Irak".
¿Por qué la prensa occidental en general y la de nuestro continente en particular tiene tanta facilidad para calificar de "terroristas" a grupos que por atacar población civil entrarían en esta categoría y callan, en todas las lenguas, el aberrante genocidio contra el pueblo iraquí que, sin necesidad de buscar demasiadas justificaciones, entraría por la puerta grande en esa definición?
(*) Aparecido en su columna del diario Perú21
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