viernes, 23 de mayo de 2008

INDIANA JONES EN EL PERÚ (aunque usted no lo crea)


La última aventura de Indiana Jones empieza en el desierto del suroeste de Estados Unidos en 1957, en plena Guerra Fría. Indy y su amigo Mac (Ray Winstone) acaban de escapar por los pelos de las garras de unos infames agentes soviéticos en un remoto aeropuerto. El profesor Jones regresa a casa y se entera de que las cosas van de mal en peor. Su mejor amigo, el decano de la Universidad (Jim Broadbent), le dice que muchos sospechan de las últimas actuaciones de Indy y que el gobierno presiona a la Universidad para que le despidan. Indiana, a punto de irse, conoce a un joven rebelde llamado Mutt (Shia LaBeouf), que le propone un trato. Si el arqueólogo le ayuda a resolver un problema personal, podría hacer uno de los descubrimientos más espectaculares de la historia; se trata de la Calavera de Cristal de Akator, un objeto legendario que despierta la fascinación, la superstición y el miedo. Indy y Mutt viajan al rincón más perdido de Perú, tierra de antiguas tumbas, exploradores olvidados y rumores de una ciudad de oro. Pero no tardan en descubrir que no están solos; los agentes soviéticos también quieren apoderarse de la Calavera de Cristal. Los miembros de una unidad militar de élite, dirigidos por la fría, calculadora y letalmente bella Irina Spalko (Cate Blanchett), quieren apoderarse de la Calavera, convencidos de que ayudará a los soviéticos a dominar el mundo... si consiguen descifrar su secreto. Indy y Mutt deberán despistar a los despiadados soviéticos, seguir la pista de un misterio insondable, sortear a enemigos y amigos dudosos y, sobre todo, impedir que la Calavera de Cristal caiga en las manos equivocadas.


Indiana Jones llegó al Perú. Para movilizarse desde el aeropuerto tomó un taxi que le cobró 50 dolares por la carrera argumentando que tenía que pagar el costo del peaje de Kouri. Rumbo a su destino Indiana paso por la COSTANERA DE SAN MIGUEL y un olor a heces concentrado comenzó a ahogarlo. Casi se baja del auto pero tenía que llegar a cumplir su objetivo. El vehículo se detuvo de golpe. -Son las obras de la municipalidad- explicó el conductor, -aproveche para echarse una pestañeada, tenemos para rato- aconsejó el chofer. Indiana decidió relajarse aunque la música que tocaba la radio del auto sonaba terrible, "kuguaiiiid pituca lof mi", sin embargo estaba tan cansado que cerró los ojos. Cuando despertó, se encontraba en una calle obscura, le habían birlado el sombrero, las botas, el látigo y los dolares que tenía para su aventura. Así en medias fue caminando por la pista cuando unos policias bajaron violentamente de un patrullero, lo último que logró escuchar antes que lo sueñen de un varazo fue: "gringo drogadicto, ahora vas a ver que a la policia en el Perú se le respeta". Horas mas tarde, con la cabeza llena de chichones y el cuerpo adolorido, recobró el sentido. Estaba en una celda con varios niños que tenían una terrible mirada de adultos. -Tío, ¿a usted lo han traído por fumón, no tío?- le inquirió uno al que le decían "el Batman" . Indiana se aferró a los barrotes de la celda, -quiero salir- gritó, -tengo que salir, abránme-. Un guardia, con la barriga excesivamente pronunciada, riéndose le dijo: -y tú pata ¿para qué quieres salir?-
-Tengo que conseguir la calavera de cristal- explicó Indy. -¿la calavera del cristal? -ahh, te refieres al ciego Oblitas que esta viejazo- pensó el custodio. -No, no, la calavera de cristal de Akator, es algo que te da un poder absoluto-explicó el Dr Jones. -Tarde, patita, llegaste tarde, esa calavera ya la tiene Don Dionisio- concluyó el carcelero.
Decepcionado Indiana Jones se recostó contra la pared y lentamente descendió hasta quedar sentado, -oye Batman- le dijo al pequeño piraña -invítame un poquito de tu terokal, parece que esta será mi última aventura- .

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