Don Jorge se tiene que aceitar la muñeca por Guillermo Giacosa (*)
He asistido a muchas conferencias internacionales organizadas tanto por el sistema de Naciones Unidas como por organizaciones internacionales no gubernamentales asociadas con la ONU. Todas las conferencias tienen un final parecido al que vivimos en la V Cumbre ALC-UE. Un final en el que los participantes hacen votos porque esta vez sí se cumplan las metas propuestas. Interpreto que si esta expresión de deseos se repite es porque, habitualmente, los objetivos trazados, nobles y loables en su mayoría, nunca o casi nunca llegan a materializarse.
De todos modos, la reunión sirvió para aliviar tensiones y para reiterar que, a pesar de las diferencias, los gobiernos latinoamericanos y europeos tienen afinidades que podrían ser explotadas productivamente en defensa de los sectores más postergados de la población y en favor del medio ambiente. Que la V cumbre y la cumbre paralela se hayan desarrollado sin incidentes es un paso adelante en el modelo de convivencia a cultivar en tiempos en los que es imprescindible movilizar todas las energías latentes en el organismo social.
Por ello me extrañó que, luego del éxito logrado en la organización y desarrollo de la cumbre, el primer ministro Del Castillo mostrara incompetencia en lo que suele ser su habilidad cardinal: muñeca política. Ningunear la Cumbre de los Pueblos llamándole la cumbre de los perdedores no contribuye en absoluto a mejorar un clima social que tiene tanta facilidad para enrarecerse. Según entiendo, en una democracia quienes pierden las elecciones pasan, a partir de ese momento, a ser la minoría. En una sociedad tan cambiante y políticamente voluble como es la actual, quienes hoy son mayoría mañana pueden ser minoría, etc. La terminología "ganadores" y "perdedores", tan arraigada en la conciencia de los gringos y tan propia de su cultura exitista, me parece no solo errada sino gratuitamente agresiva. La palabra "perdedor" en el Perú tiene connotaciones muy profundas que están reflejadas en los abismos sociales que separan a sus habitantes y que el imaginario colectivo pareciera haber asumido como una fatalidad inevitable.
Sean pocos o muchos los que participaron en la Cumbre de los Pueblos, tengan la seguridad de que quienes sienten como ellos son parte de una mayoría olvidada que no merece ser calificada de "perdedora". Hay muchos adjetivos que le hacen mayor justicia a su condición, y ninguno de ellos es peyorativo para con ella.
Otro paso en falso del premier fue criticar a Evo Morales por haber participado en un partido con viejas glorias del balompié nacional. En realidad, no solo no veo la gravedad del hecho, sino que hasta me parece simpático. Subrayo que los funcionarios, por elevados que sean sus cargos, no pierden su condición humana y, al fin y al cabo, es más inocente una 'pichanguita' que otras actividades, que de ninguna manera censuro, con las que muchos dignatarios agotados por sus responsabilidades buscan aliviar el estrés. Recordar, si no, los momentos de relax de Bill Clinton.
(*) Aparecido en su columna del diario Perú21
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