viernes, 11 de abril de 2008

DOS OBSERVACIONES DE LO MÁS OCIOSAS


¿La boda del año? (*)
"Se ha criticado la decisión del cardenal Cipriani de casarlos en la Catedral. El propio Juan Diego confesó que él no sabía que pudiera ser un lugar para casarse. Un amigo lo gestionó, accedieron, así de sencillo, ¿por qué no? Se trata de un peruano de renombre internacional. Se mofaron del cardenal cuando habló algunas palabras de su homilía en inglés. Los parientes de la novia no sabían castellano y quería que ellos pudieran seguir la ceremonia. Fue un gesto de cortesía.
Es bueno recordar que, en una ceremonia religiosa, los celulares deben apagarse... ¡pero sonaban! La seguridad pidió al público que no utilizara cámaras de fotos y de video. Me dio pena ver que muchos invitados irrespetuosos tomaron fotografías y filmaron. Esta actitud contraviene las normas de cómo comportarse en una iglesia.
Observé algunas mujeres fuera del contexto: colores chillones, rollos alarmantes, escotes exagerados, cabellos sueltos, mal peinadas, accesorios fuera de tono y hasta un embarazo mal llevado. En los hombres: corbatas con dibujos, ternos de colores no formales, mocasines, y ¡no pude ver las medias!"


(*) Extraído de la columna de la Sra Frida Holler del diario Perú21
Normalmente no leo esta columna deliciosa de la (aún más deliciosa) Sra Frida Holler. Pero este fragmento está irresistiblemente publicable. En primer lugar el Cardenal suele en su diario vivir ser amable con los de arriba y sumamente desatento con los de abajo, quizás por eso su gesto se enmarca preciso para la foto del ingenio popular. Eso de masticar la misa en inglés imitando el nuevo estilo spanglish de Tongo lo hace contratable para un dúo con el chichero. Eso le pasa por ser tan antipático y tan fachistón. Lo de los celulares es porque es muy común en la grey católica el ir a su focking misa por rutina y en esas circunstrancias el celular no se apaga. Sea una ceremonia matrimonial o de defunción (normalmente casi son lo mismo) no podemos quedarnos sin comunicación con la tía Grimanesa o con la cocinera que prepara el chaufa o el arroz con palta dominical.
Menos las fotitos de tan magno evento para comentar después con las amistades en en la San Antonio (de paso se jamonean por haber asistido al matrimonio del año) y ahora con las facilidades que nos brinda la tecnología en donde los aparatejos tienen cámara de video, radio-grabador, mp3, cuarto con baño, etc es relativamente sencillo llevarse un recuerdito del evento para colgar en el you tube personal. Pero como señala Doña Frida, así no se comporta uno en la misa (cholo insolente). La descripción de la gente mal vestida, con ropa chillona, mal combinada o de las damas con rollos, mal peinadas es realmente sabrosa. Más aún cuando algunos de los invitados se presentaron en mocasines y sin medias y se supone que estos pertenencen a nuestras rancias clases dirigenciales. Espero que Don Alan se haya puesto sus bimbo para esta inolvidable ocasión.



Sudado de mariscos (Entrada, 4 porciones) (*)
Ingredientes3/4 de kilo de carne de res (guiso)1/2 kilo de papa hervida cortada en cubitos 3 zanahorias peladas y en cubitos3 cucharadas de aceite vegetalUna cucharada de cebolla roja picada2 tomates picados 2 ajíes páprika molidosUna taza de ajos molidos2 tazas de caldoUna cucharadita de vinagre 2 cucharadas de orégano seco Sal y comino
Preparación

Cocine las papas en agua con sal para evitar que revienten, déjelas enfriar antes de pelar y cortar. En una olla de barro, prepare el aderezo con el aceite, la cebolla, el tomate, el ají páprika, el ajo, la sal y el comino. Cocine por cinco minutos a fuego lento. Luego, agregue la carne cortada en cubos pequeños y la zanahoria. Deje 10 minutos más. Vierta el caldo y cocine hasta que la carne esté tierna. Añada las papas y el vinagre, deje cinco minutos y retire del fuego, añadiendo el orégano. Sirva con arroz graneado aparte.


(*) Extraído de la sección gastronómica de la Srta Hirka Roca Rey
O en Perú21 están muy tristes con la salida de Beto Ortíz o la hija de Don Bernardo está fumando de la mala. ¿Los mariscos, van en otro plato? . Claro si uno no fuera tan exquisitamente ocioso como yo no se percataría de la derrapadita que se han pegado entre las cacerolas y la cocina de la redacción. Ojo al marisco, por favor.

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