Nuevos dueños de casas por Fernando Maestre (*)
Una vecina se quejó, con mucha amargura, de lo que había pasado con su hija de 15 años. La madre, preocupada por el tipo de amigos que tenía y por las andanzas de su menor hija, revisó su diario. En él se enteró de que la adolescente había tenido sexo con tres chicos, todos ellos amigos, y que luego participaron en una sesión de marihuana.Este lamentable hecho se empeoró cuando la madre, con toda razón, le reclamó su conducta, advirtiéndole que le avisaría a su padre. Esto contestó la hija: "Mamá, tú que te metes en mi vida, qué te metes en mi cuarto, estás violando mi privacidad. No tienes derecho de atropellar mis derechos, yo soy una menor de edad y me debes respetar. No te he autorizado a que entres en mi cuarto, revises mis cajones, veas mi celular y leas los correos que envío. Te puedo denunciar ante un juez de familia. Y, por si acaso, te advierto que si me levantas la mano, me voy de inmediato a la comisaría y te denuncio por maltrato a un menor".
Esta falta de respeto a los padres y la falta de principio de autoridad se debe a que los padres, que hoy tienen alrededor de 45 años, fueron criados diferente. Ellos obedecían y temían a sus padres. La voz del papá era escuchada y la madre tenía pleno derecho de vigilar a los menores en la casa con todos los métodos posibles porque así era la educación de esa época y así lo establecía la ley peruana.
Pero aquellos niños educados de esa manera, hoy en día no pueden aplicar a sus hijos aquello que aprendieron en carne propia. Ahora, con una nueva y equivocada filosofía, los adolescentes solo saben que "ellos tienen derechos", pero no saben (o no quieren saber) que también tienen obligaciones que desconocen (porque los padres no se las hacen saber) y que deben cumplir. Viven en la equivocada quimera de pensar que, por ser menores, todos tienen que creerles lo que digan, a pesar de que la experiencia nos dice que mienten con mucha frecuencia.
Si bien los ciudadanos que hoy tienen 50 años crecieron en un exagerado patriarcado, donde la correa y la bofetada funcionó y los niños se dormían con miedo, hoy, 40 años después, siguen teniendo miedo, pero a sus hijos, porque se han dado cuenta de que todo lo que aparece en los medios de comunicación trata sobre "los derechos del menor".
Sería muy bueno que se publicaran las obligaciones de los adolescentes, los derechos de los padres, los castigos que pueden recibir si es que, como en el caso tratado, hacen de las costumbres, de la moral y de la educación familiar un simple saludo a la bandera y, finalmente, cuáles son las penas que pueden recibir si (los chicos) transitan por el delito. No creo que sea lo adecuado que hayamos pasado de un 'patriarcado' a un 'filiarcado', donde los nuevos dueños del hogar son los adolescentes.
(*) Aparecido en su columna del diario Perú21. Un sólo carajo bien puesto y su tatequieto y veremos quién manda a quién. También hay que dar un buen ejemplo.
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