Futbolistas quieren que se vaya
Las críticas de Leguizamón hacia el fútbol peruano cayeron mal en los jugadores nacionales. Amilton Prado, de Sporting Cristal, y Miguel Mostto, de Bolognesi, no dudaron en responderle. Ambos jugadores dijeron que si el uruguayo no está a gusto en nuestro país, “puede coger sus maletas e irse”. El problema del mediocampista santo cada día crece más y todo hace suponer que el charrúa se iría pronto de nuestro país. Por el momento, no jugará en el partido entre Universidad San Martín y Melgar a las 15:30 horas en Arequipa.En una muestra más de seriedad y disciplina, la directiva santa decidió suspenderlo. Su ausencia se hará notar en la parte futbolística. Pero, para los directivos, la disciplina reina en el club de Santa Anita.Por su parte, Melgar está muy confiado en quedarse con los tres puntos. Según el técnico Bobadilla, “el partido contra Universidad César Vallejo los hizo pisar tierra y aprender de los errores tontos que cometieron”.
Parece haberle caido la quincha al pelotero uruguayo. Desde el domingo y en lo que va de la semana se le ha criticado desde todos los estamentos posibles. Fútbolistas, comentaristas deportivos y de toda laya, periodistas, opinólogos, arbitros, feministas y hasta Ana de Oliveira (famosa soplapitos brasilera que posara desnuda para el lente de Play-Boy) han pedido la cabeza del malcriado jugador. El asunto es que todo este cargamontón exagerado esconde nuestra común hipocrecía cuando vemos en otros lo que vive en nosotros. El comentario de Leguizamón es un clásico entre los hombres que por diversas razones reciben ordenes de una mujer. Si la Jefa esta de mal humor o muy exigente, siempre se concluirá -cachosamente- que no le encajan hace tiempo un buen polvo. Y esto no pretende justificar al mediocampista del equipo santo, ya hemos dicho en el Pichangueando semanal que es un comentario vulgar, chato y excesivo. Pero no es el punto medular. El asunto radica en que si las mujeres desean un trato igualitario con los hombres no pueden pedir usos diferenciados. Si el arbitro de ese encuentro hubiese sido hombre y Leguizamón le hubiese otorgado el mismo comentario (además de la mentada de madre) la cosa nunca hubiera pasado a mayores y quizás se sancionaría al charrúa con la pena que en verdad le corresponde y sin que agrupaciones feministas (a las que no veía tan ocupadas desde que el fenecido poeta Paco Bendezú las llamó flores sin regar) o las oportunas autoridades femeninas (normalmente tan distraídas) se ocupen de tan poco importante asunto (en relación a los reales problemas que viven las mujeres trabajadoras de nuestro país). El próximo arbitro al que un futbolista achorado le mente la madre y le endilgue una florida mariconeada (como normalmente se acostumbra) tendrá que quejarse a Amnistía Internacional por violación de sus derechos humanos. Mas alla de semejante entretenimiento, el arbitraje del domingo fue bastante pobre y precisamente por la reiterada y excesiva intervención de los jueces asistentes tratando de proteger a la Sra Silvia Reyes. El fútbol puede incluir a las mujeres en sus ternas arbitrales pero ¿Débe? y si debe, las mujeres que se precian de si mismas ¿Quieren participar de esta primitiva actividad? Porque si 22 boludos corriendo en pantalones cortos tras una pelotita para que la FIFA y una sarta de pendeivis hagán plata es francamente deprimente, es mejor que no lo hagamos más pátetico sumándole a cualquier dama corriendo tras ellos con un ajustado sujetador de tetas. En cuanto a que se vaya o se quede en nuestro poco competitivo torneo local, no me va ni me viene, un turronero más qué importa.
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