Errar por Actuar Bien: El MRTA y el Parlamento Europeo por Rafo León (*)
Dos cosas sobre el infladísimo y sobredimensionado escándalo del Parlamento Europeo y el MRTA. La primera: tiene sustento la posición de APRODEH, todo hace pensar que el gobierno de García está acopiando argumentos para desatar una represión cruda contra cualquier reacción de protesta que surja en la población. Una especie de respuesta de baja intensidad pero legitimada por los fantasmas que el propio gobierno está levantando. La incapacidad del régimen de García para enfrentar políticamente la expansión del humalismo y del chavismo en el sur peruano, lo hace recurrir a la satanización, a la violencia, a la generalización. Dictadura democrátrica, que le dicen. La derecha, más bruta y cerril que nunca, aparenta desgarro frente al pronunciamiento del Parlamento Europeo, cuando lo que siente es un orgasmo: “por fin tengo la oportunidad de volver al discurso del Chino, gracias Pancho Soberón, gracias APRODEH”. ¿O no escucharon en RPP a Lourdes Alcorta hablar con la rabia de un perro entre los dientes?¿O al tío Ántero haciéndose eco del peor periodismo, ese que caviarea a diestra y siniestra porque no tiene siquiera capacidad para matizar su lenguaje de hierro, concreto y piedra? La otra cosa. Se equivocó Pancho Soberón al escribir la carta famosa al Parlamento Europeo. Se equivocó al presentar una posición que es sensata y preventiva. Es una verdad jodidamente triste admitir que erró Soberón al actuar con propiedad. Porque el cargamontón derechista tiene doble cañón: por un lado, justificar cualquier medida represiva que se tome en adelante, por injusta y desproporcionada que sea. Pero además, porque quien más agua jala para su molino… es el Chino. Otra vez en la televisión las imágenes del rescate de los rehenes en la residencia japonesa, de vuelta ese heroísmo de vampiros. Como si en el juicio a Fujimori no estuviera ya sentado de manera prístina, que ese rescate fue una expresión nata de la guerra de baja intensidad. Nunca más cierto el dicho de que nadie sabe para quién trabaja. Alan sale fortalecido, con un congreso que se une para sancionar, sin siquiera haber reflexionado. Gana el Chino, pues la presión de los medios de comunicación y de la masa, terminará influyendo en lo que siga del juicio. Pierde Soberón por hacer las cosas correctamente. Perdemos todos si nos alineamos como borregos con la posición facilista del todo vale contra el terrorismo.
Dos cosas sobre el infladísimo y sobredimensionado escándalo del Parlamento Europeo y el MRTA. La primera: tiene sustento la posición de APRODEH, todo hace pensar que el gobierno de García está acopiando argumentos para desatar una represión cruda contra cualquier reacción de protesta que surja en la población. Una especie de respuesta de baja intensidad pero legitimada por los fantasmas que el propio gobierno está levantando. La incapacidad del régimen de García para enfrentar políticamente la expansión del humalismo y del chavismo en el sur peruano, lo hace recurrir a la satanización, a la violencia, a la generalización. Dictadura democrátrica, que le dicen. La derecha, más bruta y cerril que nunca, aparenta desgarro frente al pronunciamiento del Parlamento Europeo, cuando lo que siente es un orgasmo: “por fin tengo la oportunidad de volver al discurso del Chino, gracias Pancho Soberón, gracias APRODEH”. ¿O no escucharon en RPP a Lourdes Alcorta hablar con la rabia de un perro entre los dientes?¿O al tío Ántero haciéndose eco del peor periodismo, ese que caviarea a diestra y siniestra porque no tiene siquiera capacidad para matizar su lenguaje de hierro, concreto y piedra? La otra cosa. Se equivocó Pancho Soberón al escribir la carta famosa al Parlamento Europeo. Se equivocó al presentar una posición que es sensata y preventiva. Es una verdad jodidamente triste admitir que erró Soberón al actuar con propiedad. Porque el cargamontón derechista tiene doble cañón: por un lado, justificar cualquier medida represiva que se tome en adelante, por injusta y desproporcionada que sea. Pero además, porque quien más agua jala para su molino… es el Chino. Otra vez en la televisión las imágenes del rescate de los rehenes en la residencia japonesa, de vuelta ese heroísmo de vampiros. Como si en el juicio a Fujimori no estuviera ya sentado de manera prístina, que ese rescate fue una expresión nata de la guerra de baja intensidad. Nunca más cierto el dicho de que nadie sabe para quién trabaja. Alan sale fortalecido, con un congreso que se une para sancionar, sin siquiera haber reflexionado. Gana el Chino, pues la presión de los medios de comunicación y de la masa, terminará influyendo en lo que siga del juicio. Pierde Soberón por hacer las cosas correctamente. Perdemos todos si nos alineamos como borregos con la posición facilista del todo vale contra el terrorismo.
(*) Aparecido en la revista Caretas del blog de Rafo león.
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