Bayly, Bozzo y la pregunta que falta por Guillermo Giacosa (*)
A propósito de lo publicado ayer sobre la necesidad de promover una participación tan masiva como sea posible en la defensa del medio ambiente, es imperioso que, dentro de los medios de prensa, la televisión, que juega un papel importantísimo por su capacidad de impacto, haga lo suyo.
Si se logró concientizar finalmente sobre el papel nefasto que cumplía Laura Bozzo desde la pequeña pantalla, por qué no emplear esa misma energía para concientizar sobre el daño que produce al planeta el desperdicio del agua potable, el abuso en el uso de la electricidad o la gasolina, etc.
Si se fue tan efectivo para algo que no pasará, con el tiempo, de ser una anécdota, por qué no serlo con algo en lo que nos va la vida. ¿No es, al fin y al cabo, tanto o más escandaloso que un niño muera por ingerir agua contaminada, como ocurre en la sierra, a que sea exhibido grotescamente en una pantalla de televisión?
Dirán, sin decirlo, por supuesto que, desde la perspectiva enfermiza del rating, la segunda situación carece del potencial convocante de la primera. Relativamente cierto. Recrear la historia de la víctima, escuchar a sus padres, familiares y amigos y más, puede ser altamente atractivo como lo demuestran los buenos reportajes que, de tiempo en tiempo (cada vez menos), nos ofrecen los programas de fin de semana. Denunciar a las industrias contaminantes con nombre y apellido es otra alternativa que opacaría, sin duda, las maldades atribuidas a Laura Bozzo. Claro, ya entiendo, en esos casos se mueven intereses económicos que es preferible no menear y nombres que es preferible no pronunciar en beneficio de la estabilidad laboral y hasta de la salud física de quien se atreva a hacerlo. No me negarán, sin embargo, que material para el escándalo abunda, y donde abunda ese material el rating siempre dirá presente.
¿Imaginan un documental a fondo sobre La Oroya, uno de los 10 sitios más contaminados del planeta? Imaginan las historias de vida que se podrían recoger entre los habitantes de esa pequeña ciudad que hoy disfraza el infierno con placitas simpáticas, calles relativamente cuidadas y numerosas menciones al cuidado del medio ambiente. No todas las televisoras del mundo poseen la triste dicha de tener a mano un lugar tan atractivo para explotar el morbo natural de nuestra especie y así conseguir el retenga que huele a dólares contantes y sonantes.
Y, regresando a Laura Bozzo, ¿no sería también socialmente útil conocer las condiciones de vida que arrastraron a sus participantes a prestarse al juego cruel de la animadora? Jaimito, tan brillante y simpático, pregunta tiernamente: ¿Tú lo hiciste por necesidad económica, verdad? Y en esa orilla se queda la cuestión sin percatarse, o sin querer percatarse, de que una segunda pregunta sobre cómo y por qué estabas tan necesitado extendería la conciencia de los ciudadanos, no solo a los males provocados por Laura, sino a las cuestiones realmente de fondo, que son las que casi nunca se abordan en la televisión nacional.
(*) Aparecido en su columna del diario Perú21
No hay comentarios:
Publicar un comentario