La mano invisible padece de artritis lateral por Guillermo Giacosa (*)
Las turbulencias de los mercados no nos permiten hacer referencia a los últimos acontecimientos debido a la precipitación con la que estos acontecimientos se suceden. La prensa titula las noticias referidas a la caída en los mercados con adjetivos catastróficos y, por el momento, parece preocuparle mucho más que el calentamiento global. No saben que las turbulencias son pasajeras y el calentamiento vino para quedarse un largo tiempo.
No obstante esta reflexión, creo que la situación de los mercados demuestra claramente algo que generalmente no queremos ver: el poder de los Estados Unidos tiene límites. Militarmente se vieron en Vietnam, se están viendo en Irak y Afganistán y hoy, en el campo económico, se hacen evidentes en esta enorme crisis que las medidas de la superpotencia, con la ayuda de algunos de sus compañeros de pillerías, no logran paliar.
La soberbia enceguece y, en los últimos tiempos, la soberbia de los Estados Unidos, guiada por el peligroso sentimiento de omnipotencia de sus líderes políticos, los ha llevado a cometer numerosos errores cuyas consecuencias, de una u otra manera, pagaremos todos quienes tuvimos la peregrina idea de cambiar a dólares los mil soles que, de tiempo en tiempo, nos sobraban.
Recuerdo que, en las pocas ocasiones en las que he pagado un servicio en billetes verdes veía brillar en los ojitos del receptor la satisfacción de saber que esa plata no la iban a gastar, que era una pequeña garantía para el futuro. Algo a lo que aferrarse. Hace bastante más de dos años que nosotros, graduados con mención especial en ignorancia económica, venimos aconsejando desde esta columna no ahorrar en dólares. Incluso, en un artículo citamos a Bill Gates, quien decía: "El viejo dólar ya no existe", y afirmaba guardar su dinero en otras monedas o en bienes físicos. El desplome de la moneda estadounidense es un hecho que no se acelera porque no conviene a los grandes tenedores de esa divisa y porque muchos bancos centrales la adquieren para evitar que su caída afecte sus economías.
Ignoro cuán efectiva es esa medida, pero la recesión en marcha de la economía de los Estados Unidos y las medidas que este país y sus aliados están tomando han inspirado al economista Daniel Muchnik, columnista del diario Clarín, un artículo sobre el salvataje de los grandes bancos en el que se formula una pregunta que me parece oportuno repetir: "¿Y la economía de mercado? ¿En qué quedó? ¿Y las diatribas contra el intervencionismo que ahoga la iniciativa privada? ¿Adónde se refugió la famosa 'mano invisible' que oficiaría de elemento de equilibrio de las fuerzas económicas y sociales?". Mi hipótesis personal es que la mano invisible padece de artritis lateral: solo actúa cuando sus titiriteros ven que de ese modo pueden explotar las riquezas ajenas y se guarda en el cajón de los títeres cuando ven peligrar el mundo que han creado para exclusivo beneficio de sus intereses económicos, con total desprecio tanto por las poblaciones de sus explotados como por el conjunto del medio ambiente.
(*) Aparecido en su columna del diario Perú21
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