Te estamos vigilando por Raul Wiener (*)
El alcalde de Jesús María no ha encontrado mejor idea que colgar unos cartelones en la calle cuyo tenor en letras grandes es el siguiente:“Cuidado, te estamos vigilando”La imagen que acompaña al texto muestra unas cámaras de video que, se supone, son los mil ojos y mil oídos que la autoridad municipal ha puesto sobre sus vecinos. Hace tiempo que en los distritos más acomodados de Lima se advierte de la existencia de cámaras y filmaciones que se supone desalientan al crimen. Pero como es imposible filmar ladrones y vendedores de droga sin hacerlo con los demás, se concluye en lo que con toda sinceridad expresa Jesús María. Todos tenemos que cuidarnos, porque a todos nos vigila una cámara. Como en las peores alucinaciones de Orwell, el gran hermano es omnipresente y su mayor ideal es logra vigilar también nuestros pensamientos.Podemos preguntarnos si este es un caso de paranoia municipal sin trascendencia. Si lo fuera habría que preocuparse del vecindario, que no se ofende ante tamaña impertinencia. Pero creo que hay mucho más. No olvidemos que hace un año, García prometía la pena de muerte para acabar con la delincuencia y hasta alentó una marcha hacia Palacio con este motivo. Y ha jugado además con iniciativas y declaraciones a favor del regreso de los jueces sin rostro, de la lista de excarcelados, de la impunidad de militares y policías que reprimen desórdenes públicos, etc. El autoritarismo todavía vende en el Perú. La gente tiende a creer que las violencias, política o social, no son contenidas porque el Estado vacila en usar al máximo su capacidad de violencia. El demagogo promete cada tanto la mano dura aunque sepa que es ineficiente y teniendo en cuenta que lo que está haciendo aplaudir a la gente es la propia reducción de sus libertades y derechos. El ideal de la sociedad de los 90 era vigilarnos a todos, día y noche, y que todos creyésemos que eso era necesario, no vaya a ser que alguno de nosotros se esté saliendo de los límites de lo permitido. Eso es lo que se suele llamar un buen servicio de inteligencia, que como se está viendo en el juicio a Fujimori, se convierte por su propia lógica de maquinaria de espiar, en maquinaria de matar fuera de cualquier control. Supongo que Ocrospoma Pella no quiere tener vigilados más que a aquellos que representan un problema potencial. Pero no es fácil establecer los límites, sobre todo cuando se emplea la generalización. Y cuando una autoridad se jacta de tener chequeado a todo el mundo lo que está haciendo es convocar a la ciudadanía a que respalde su tarea de fisgón. En el Perú, al contrario, deberíamos reclamar que dejen de vigilarnos, chuponearnos y presuponernos culpables, por pura comodidad de la autoridad. No sólo juzgar a Fujimori, sino desfujimorizarnos nosotros mismos.
(*) De su columna del diario La Primera
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